La titular del Juzgado número 2 de Lalín decretó ayer el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de José Mouriño Souto, al que imputa un presunto delito de asesinato con la agravante de parentesco por la muerte de su joven hija Sonia, así como de otro de incendio con grave riesgo para la vida y la integridad física de las personas por el fuego causado en la casa familiar. La juez, Cecilia López, le acusa de ambos hechos en grado de coautor. Le atribuye, además, un tercer "posible delito de homicidio doloso o imprudente" por la muerte de Amador Vázquez, el ex empleado octogenario que vivía en la siniestrada vivienda de la parroquia lalinense de Barcia y que pereció debido a las llamas. En su auto, la magistrada recoge literalmente la petición y las imputaciones planteadas por el fiscal Alejandro Pazos.

José Mouriño prestó declaración durante más de cinco horas en los juzgados lalinenses. Su llegada desde Pontevedra tuvo lugar a las 10.30 horas de la mañana. A lo largo de su extenso testimonio, el empresario ganadero cambió de forma radical su declaración inicial del viernes, en la que dijo haber matado a su hija de 22 años y quemado después la casa para borrar huellas. Así, ayer el detenido no se confesó autor de los hechos y culpó de todo a su mujer.

Relato

El hombre aseguró que cuando se levantó de la cama en la mañana del trágico incidente se encontró la casa llena de humo y a su hija sin vida. Declaró que, aunque todo estaba muy oscuro, descubrió que la joven había muerto "porque vio sangre en la cama y Sonia no respondía a sus llamadas", según parafraseó el fiscal. La joven falleció por un golpe en la cabeza con una maza, entre las seis y las ocho de la mañana y antes que Amador Vázquez. El antiguo empleado, según la acusación, pereció por inhalación de humo.

En su declaración, Mouriño añade que acto seguido de descubrir el cadáver de su hija se tiró a la fosa de purín para salvar a su mujer, Carmen Reboredo Lalín, de la muerte, pero aseguró que después no consiguió salir. "Ella quería suicidarse, él no", recalcó el fiscal, según las declaraciones del detenido. Preguntado por qué estuvo siete horas en purín, éste respondió que se desmayó en más de una ocasión "y que no tenía consciencia de haber estado tanto tiempo" en el hoyo, cuyo contenido cubría hasta el pecho a la mujer pero no a Mouriño, según cálculos iniciales de su empleado Ciprian Nitoi.

En su intento de salvar a Carmen de morir ahogada, Mouriño también tenía que luchar contra el efecto ventosa de los excrementos, que tiraban de sus cuerpos hacia abajo. De ahí que no pudiesen salir hasta que fueron rescatados por las fuerzas de seguridad, siete horas después de saltar la alarma del incendio. Y de ahí también que, sabedor del incendio de su vivienda, el detenido preguntase tan pronto salió de la fosa cuántas víctimas mortales había dentro de la casa.

Tras oir la declaración del detenido, el fiscal considera que éste "no se siente responsable de lo ocurrido porque desplaza toda la responsabilidad a su esposa". Además, Alejandro Pazos se mostraba ayer convencido de que la pareja tenía un plan, "que no sé si surgió la noche anterior antes o incluso esa mañana", apunta. Lo que sí está claro es que el desencadenante de la tragedia fue la situación económica de la familia, con todo embargado y a punto de ser desahuciados. En este sentido, Mouriño testificó que era su esposa la que estaba más desesperada por las deudas. En este punto, el empresario inmobiliario y ganadero coincide con la declaración inicial de su mujer ante las fuerzas de seguridad, en la que habría asegurado que su intención de matar a la chica y suicidarse se debía al grave momento económico y no a una mala relación con la joven asesinada.

Área de psiquiatría

Precisamente, en la tarde de ayer la juez de Lalín encargada de este caso se desplazó al área de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) para tomarle declaración a Carmen Reboredo, que fue trasladada al centro compostelano desde el Hospital Provincial de Pontevedra y que, según la médico forense, está en una situación de salud en la que sí puede declarar.

Sin embargo, no trascendieron los detalles de la declaración prestada por la mujer. Su abogada, también de oficio, se acogió al secreto de sumario para no desvelar ni el contenido del testimonio ni el auto de la juez.