Tras el arresto de Manuel Mouriño como presunto homicida de Montserrat Martínez, lejos de quedar cerrada la investigación por el crimen de la joven de Viana do Bolo, los investigadores van más allá. Los agentes tratan ahora de averiguar si una pareja de jóvenes –que según el relato del detenido estaba en el parque el día de los hechos– tendría algún grado de responsabilidad actuando como encubridores. También intentan conocer si incluso hay más personas que conociesen que el supuesto agresor había acabado con la vida de la chica pero ocultaron esta importante información.

Estas son las principales hipótesis que han abierto un nuevo frente en la investigación del crimen, y la acusación particular quiere que se llegue al fondo del asunto. "Mi interés es que se sepa todo y todos los que supieran algo del tema y dirigir la acusación contra ellos", manifiesta el abogado que representa a los padres de la víctima.

Consciente, como afirma, de que el delito de encubrimiento nueve años después del crimen ha prescrito, el letrado se muestra partidario de que los posibles encubridores faciliten toda la información que tengan sobre el caso, en tanto que pueden resultar "salpicados" en el sumario, aunque no tenga consecuencias jurídicas. Asimismo, defiende como "lógica y necesaria" esta nueva investigación porque, agrega, "hay que llegar hasta el final". Y máxime cuando el lugar del crimen "no pudo arrojar todos los indicios que debería. Igual debería haberse preservado más el sitio. Quizá no fue lo más adecuado toda la gente que estuvo allí cuando fue encontrado el cadáver, aunque entiendo que esos momentos prima más encontrar a la chica que otra cosa", manifiesta.

A falta de los avances en la investigación está todavía por concretar si hay encubridores. No obstante, a los padres de Montserrat Martínez, el hecho de que se baraje más de un nombre en la muerte de su hija no les coge por sorpresa. Ellos, según reconocía ayer Olimpia Fernández –madre de la víctima–, siempre barajaron la idea de que podía haber varias personas involucradas, aunque sin sospechar de nadie en concreto.

Y mientras tanto, Mouriño permanece en la cárcel de Pereiro. Tras haber pasado por la unidad de ingresos y ser visto por distintos profesionales, Mouriño se encuentra ya en un módulo como un preso más. "No valoramos que fuese un caso especial", apuntó el director del centro penitenciario.