La combinación de alcohol y carretera puede tener consecuencias fatales. Y un claro ejemplo se vio ayer en los juzgados vigueses, donde un motorista que dejó en coma a un joven tras atropellarlo cuando guiaba su motocicleta en estado ebrio asumió su culpabilidad y aceptó una condena de dos años de cárcel y otros tres de retirada del carné de conducir. El acusado, Secundino G.B., también se mostró conforme con el pago de 582.000 euros en concepto de responsabilidad civil, que deberá afrontar conjuntamente con la compañía aseguradora. Pero no hubo acuerdo con respecto a otras partidas indemnizatorias que se solicitan -entre ellas la petición de la abogada de la familia de que el joven perciba 100.000 euros al año debido a los altos costes que su coma vegetativo genera-, por lo que se celebró un juicio en el que sólo se abordaron las cantidades en las que no hubo conformidad para que sea el juez quien determine la cuantía total que le corresponde a la víctima.

El siniestro ocurrió hace ya casi tres años. Eran las seis de la mañana del 28 de julio de 2006 y Secundino G.B. pilotaba su motocicleta Yamaha en estado ebrio por la avenida Ramiro Pascual de Vigo. De repente, perdió el control de la moto y arrolló a Miguel Pazo Figueroa, un joven de 29 años que aquel fatídico día caminaba hacia un coche. El impacto fue brutal: el motorista alcanzó al chico “con tal violencia” -en palabras de la acusación- que lo desplazó más de ocho metros, hasta que la cabeza de la víctima impactó contra el bordillo de la acera.

Al joven la vida le dio un giro brutal. Las graves heridas que sufrió lo mantienen en coma vegetativo en la Clínica Santa Cristina. Los policías que actuaron aquel fatídico día comprobaron que el motorista presentaba síntomas de “clara intoxicación etílica”: los ojos rojizos, el olor a alcohol o la habla pastosa lo evidenciaban. La confirmación de este estado ebrio la dio la prueba de alcoholemia, ya que dio una tasa de 0,75, el triple de la permitida.

Delitos

El accidente no fue objeto de juicio en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo, al reconocerse el autor culpable de un delito contra la seguridad del tráfico en concurso con uno de lesiones imprudentes. El motorista será condenado a dos años de prisión -al carecer de antecedentes no ingresará en la cárcel- y a no conducir ni vehículos a motor ni ciclomotores durante tres años.

En lo que no hubo conformidad fue en todas las partidas indemnizatorias que le corresponden al joven. La defensa ya aceptó el pago de 582.000 euros, pero hay otras cantidades que tuvieron que ser sometidas a juicio. La familia solicita que el joven perciba 100.000 euros anuales para los gastos de la clínica y especialistas, entre otros -la aseguradora ofrece 36.000- y otras cantidades por secuelas estéticas (91.495 euros) y para adaptar la casa familiar y un vehículo (112.000 euros), ya que el deseo de sus allegados es que Miguel Pazo pueda volver a la vivienda para ser tratado en un entorno familiar.