El "timo de la estampita", uno de los más antiguos y más conocidos, sigue vigente en Vigo. Una pareja formada por un hombre de casi 80 años y una mujer treinteañera logró estafar a una viguesa 12.000 euros tras abordarla en la calle Policarpo Sanz, donde se encuentran varias entidades bancarias.

La víctima salía de una de las sucursales el lunes por la mañana cuando una mujer se le acercó y le contó que su padre estaba en Ecuador, que pertenecen a una familia de ganaderos y que acababa de llegar desde su país a Santiago, trasladándose a Vigo en un taxi para entregar un dinero que traía para los pobres.

El discurso lacrimógeno continuó en plena calle. La timadora explicó que su padre se había puesto muy enfermo y tenía que regresar de inmediato a Ecuador, por lo que necesitaba una persona de confianza para hacer entrega del dinero destinado a los pobres de Vigo. Así, abrió su bolso y enseñó a la mujer un gran fajo de dólares.

Entonces hizo acto de presencia el "gancho". En este caso un hombre de unos 78 años y 1,70 metros de estatura, con cabello corto, canoso, de cara redonda y piel blanca que llevaba un maletín. Aseguró ser cobrador de una compañía de seguros y la timadora volvió a explicar la situación.

El hombre y la víctima se ofrecieron conjuntamente a ingresar el dinero en el banco y a repartir los intereses entre los necesitados, pero la estafadora exigió una fianza para demostrar que el dinero iba a llegar efectivamente a los pobres.

El octogenario se dirigió supuestamente a un banco próximo y regresó con un sobre en el que dijo que había 24.000 euros, y la viguesa acudió a otra entidad bancaria y retiró 12.000 euros.

Todos se trasladaron entonces a un bar cercano, donde se produjo la entrega del sobre con los supuestos dólares que la timadora llevaba en el bolso a cambio de los 12.000 euros retirados por la viguesa de su cuenta en la sucursal. Mientras los tres tomaban unas consumiciones en el establecimiento, la estafadora sugirió a la viguesa que guardara el sobre de los dólares entre sus ropas y le pidió por favor que acudiera a una farmacia para comprarle unas compresas.

Cuando la víctima regresó al bar con el encargo, el octogenario y la joven ecuatoriana habían huido con sus 12.000 euros. La mujer estafada sólo pudo describir a su timadora: se trata de una mujer de unos 39 años de edad; mide 1,50 metros de estatura, es delgada, con cabello corto y de color castaño, cara redonda y piel blanca.