La desaparición durante unas 30 horas de un niño vallisoletano de 12 años movilizó a casi tres decenas de voluntarios de la Cruz Roja y a la Guardia Civil, mientras mantenía en vilo a sus familiares, ante el posible paralelismo del caso con el del menor Yéremi Vargas, del que aún no se tiene ninguna pista. Sin embargo, a diferencia del suceso canario, desde el primer momento tomó cuerpo la hipótesis de una travesura infantil, ya que Álvaro Salgado había protagonizado otra fuga de su domicilio hace cuatro años, aunque en aquella ocasión se había ido por unas pocas horas.

La Cruz Roja organizó la búsqueda del niño, que fue hallado sano y salvo ayer al mediodía por unos familiares cerca de su casa. El hallazgo fue en un barrio residencial del sur de Valladolid, situado a las afueras de la ciudad muy próximo a la Presidencia de la Junta de Castilla y León.

El menor ató todos los cabos antes de marcharse de su casa en la madrugada del sábado: para que su familia no se percatase de su huida colocó una almohada doblada bajo el edredón, con el fin de que diera la impresión de que dormía bien tapado. Para hacer frente a los imprevistos, se llevó entre 50 y 100 euros que tenía ahorrados, procedentes de propinas y regalos de cumpleaños, y una tarjeta bonobús.

La Cruz Roja movilizó dos docenas de voluntarios y cinco vehículos y gestionó el traslado a Valladolid de un equipo de esta organización no gubernamental, con base en Madrid, especializado en la búsqueda de personas mediante perros adiestrados que no llegó a intervenir. Asimismo, alertó a un centenar de voluntarios para su futura incorporación a la búsqueda. Posteriormente se sumó la Guardia Civil.

Este caso tuvo un final feliz, pero la familia del grancanario Yéremi todavía vive un calvario, ya que a pesar de los exhaustivos rastreos, no hay ni una sola pista sobre su paradero.