Más de 31.000 hogares monoparentales claman en Galicia contra la Ley de Familias

Los núcleos con un solo progenitor y un único hijo no tendrán ventajas con la futura norma

Cristina Voces: “Es una desigualdad, el 70% seguimos desamparados”

Cristina Voces, junto a su hijo Izan.

Cristina Voces, junto a su hijo Izan. / Cedida

La nueva Ley de Familias, cuyo proyecto de ley ha sido aprobado por el Consejo de Ministros, disgusta a las familias monoparentales, ya que la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS) ha advertido de que el 70% de este modelo familiar, las que tienen un solo hijo, se quedan al margen de las ayudas previstas. En Galicia, hay 44.612 hogares monoparentales con hijos menores de 25 años, según el IGE, por lo que más de 31.000 saldrían perjudicadas con la nueva norma.

Aunque con la nueva ley se crea un título de acreditación oficial válido en todo el territorio nacional para las familias monoparentales –que otorgará acceso preferente a distintos servicios públicos, viviendas sociales y 16 semanas de educación infantil gratuita dentro de los primeros 24 meses de vida del niño o niña–, solamente las familias monoparentales con dos hijos equipararán derechos con las familias numerosas.

Carmen Flores y Miriam Tormo, presidenta y vicepresidenta de FAMS mantuvieron recientemente una reunión con el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 para trasladar las prioridades que consideran indispensables para mejorar la Ley de Familias, entre las que se encuentran, por ejemplo, la duplicidad de permisos, que equipararía el tiempo de cuidado de los hijos e hijas de familias monoparentales con el que disfrutan las criaturas de dos progenitores.

Medidas específicas

El reconocimiento del modelo de familia monoparental marca un comienzo en la aplicación de medidas específicas para este modelo familiar, algo muy necesario, ya que la Encuesta de Condiciones de Vida, 2023 del Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja datos como que el 52.7% de los hogares monoparentales están en riesgo de pobreza y exclusión social, que un 58.6% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos o que un 11% no puede permitirse una comida de carne , pollo o pescado al menos cada dos días.

Teniendo en cuenta que el 81,9% de las familias monoparentales están encabezada por mujeres, FAMS ha querido visibilizar este hecho mediante su estudio “Historias de vida. Más allá de la monomarentalidad” y mostrar la historia real de varias madres españolas que cuentan su situación. Una de las participantes en este estudio es la gallega Cristina Voces Neira, natural de O Barco de Valdeorras pero residente en Santiago de Compostela, y madre de un niño de 8 años.

Madre joven

Ella tuvo a su hijo siendo muy joven (ahora tiene 25 años) y considera que “está bastante oculta la realidad de las mujeres jóvenes en esta casuística”. Se mudó a Santiago con su hijo para poder estudiar un grado universitario (Trabajo Social). “Económicamente pude tener una ayuda de mi madre y gracias a las becas MEC pude vivir fuera con mi hijo porque yo nunca quise, aunque fuera joven, que su cuidado recayese en mi madre o en otras personas”, explica. Pero sí supuso un esfuerzo extra para poder robarle horas al día para llegar a todo. “Dejaba al niño en madrugadores, me iba a la universidad y en cuanto salía de clases lo recogía del colegio”, rememora. “Cuidaba de él por las tardes y estudiaba por las noches”, añade.

La incorporación al mercado laboral es “otro mundo”. “No existe la conciliación. Tuve diferentes empleos, cosas que no eran de lo mío, como de comercial. También lo intenté de lo mío, pero mi hijo tiene TDHA y TEA de primer grado y necesita mucha atención y tenía que contratar niñeras y cuidadoras que me ayudasen cuando yo no estaba en casa”. Recuerda que tuvo un trabajo como técnica de inclusión social y se vio obligada a pedir la conciliación y la reducción de jornada. “El niño lo llevaba muy mal y notaba mucho mi falta”, apunta.

Cristina Voces juega con su hijo.

Cristina Voces juega con su hijo. / Cedida

Trabajo

“A la hora de encontrar un trabajo tienes que sopesar”, prosigue. “Si pagas a alguien para que cuide al niño, trabajas para poder pagar a esa persona. No hay margen porque, entre el alquiler y las facturas, al final estás pagando para poder trabajar”, subraya.

Ahora tiene un nuevo trabajo, en Pontevedra, para lo que necesita contratar a dos cuidadoras: “Tengo un cuadrante horario donde voy encajando todo. No quiero que el hecho de trabajar prive a mi hijo de tener las mismas condiciones y oportunidades que los demás niños, como ir a actividades extraescolares o a sus terapias”.

Pese a su completa dedicación también ha tenido que soportar críticas. “Cada madre es un mundo diferente y lo hace lo mejor que puede, pero socialmente no hay ayudas”, se lamenta Cristina Voces, que pertenece a Fagamos (Asociación de Familias Monomarentales de Galicia). “Esto también afecta a la salud mental de una madre”, destaca.

Por esto, para Cristina Voces, la nueva Ley de Familias se “queda corta”. “Las dificultades también las tienen las familias monomarentales de un solo hijo”, afirma. También habla sobre los permisos: “Es una desigualdad hacia los derechos del menor”. A la larga, “el hecho de que las ayudas dejen fuera al 70% de los niños hará que esos niños vayan a tener menos accesibilidad a muchas cosas”, destaca: “Ese 70% sigue quedando desamparado”.

Unas dos semanas sin poder ir al colegio

Un par de semanas, al menos, sin poder ir al colegio. Es el tiempo que el pequeño Izan tendrá que ausentarse de su centro escolar tras el accidente laboral de su madre, que la mantiene temporalmente inmovilizada. La consecuencia ha sido un traslado a O Barco de Valdeorras, a casa de la abuela de Izan, para que Cristina Voces reciba ayuda con el cuidado de su hijo mientras se recupera. Es una muestra de lo que deben afrontar las familias de con un solo progenitor ante contratiempos inesperados como éste.

“Tengo que darle yo las clases en casa porque no me puedo mover, ¿cómo gestiono la vida de mi hijo sin tener apoyos?”, se cuestiona. “Estoy en un punto en el que yo no puedo cubrir sus necesidades ahora mismo. Tendrá que dejar sus actividades también durante este tiempo, que es lo que más rabia me da”, se lamenta. “En cuanto pueda recuperarme lo que quiero es volver a casa, aunque esté yo sola con él y vayamos más lentos, o tenga que contratar a la niñera aun estando yo en casa, para que él se reincorpore lo antes posible a su vida”, anhela.

Unas 2.500 perderán ayudas por recibir pensión del otro progenitor

Una de las novedades introducidas por la Ley de Familias dejará fuera de los beneficios que reciben las familias monoparentales a alrededor de 2.500 hogares en Galicia. El motivo radica en la aplicación de un concepto más estricto para considerar un núcleo familiar de estas características merecedor de esas medidas. Desde 2011, en Galicia se consideraba una familia monoparental a aquella en la que un solo progenitor ejerce en exclusiva la custodia de los hijos, con independencia de que reciba o no algún tipo de compensación económica por parte del otro progenitor. Aquí reside la clave.

El proyecto legal aprobado por el Gobierno de PSOE y Sumar considera familia monoparental aquellas en que un progenitor asuma la guarda y custodia en exclusiva pero “sin derecho a percibir anualidades por alimentos”. “Esta limitación deja fuera a cientos de familias monoparentales en las que la progenitora recibe una pensión, a pesar de asumir en exclusiva el cuidado y atención de los hijos”, se quedan desde la Consellería de Política Social, que presentó alegaciones el año pasado para retirar ese cambio. El Ejecutivo no las tuvo en cuenta. Eso se traduce en que, según cálculos del departamento dirigido por Fabiola García, unos 2.500 hogares monoparentales perderán beneficios como la prioridad en acceso a plazas en escuelas infantiles, bonificación en el acceso a campamentos juveniles, reducción del 20% en tarifas para servicios complementarios de las guarderías, como el comedor u horas extra...).

Los certificados de familias monomarentales crecieron durante los tres últimos años, pasando de 1.495 en 2021 a 2.799 en 2022 y 3.532 el año pasado. En el 99% casos, la progenitora es una mujer.

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