Educación

El caso de Aníbal, el niño de Asturias que lleva dos semanas sin ir a clase por falta de transporte escolar: "Me da mucha rabia"

La parada escolar está a tres kilómetros de su casa y nadie le puede acercar

Su abuela, de 64 años, iba todos los días desde Oviedo para llevarle, pero ya no puede hacerlo por problemas de salud

Aníbal, jugando con una pizarra en su casa de Las Vegas (Proaza).

Aníbal, jugando con una pizarra en su casa de Las Vegas (Proaza).

Xuan Fernández

Aníbal Menéndez tiene cinco años, vive en Las Vegas, una aldea de la parroquia de Linares, Proaza, (Asturias) y lleva dos semanas sin ir al colegio Padre Nicolás Albuerne, de la capital del concejo, donde está matriculado. No es que el pequeño, que quiere ser ganadero como sus padres, esté enfermo o sea rebelde. Lo que pasa es que no tiene en qué llegar a clase.

La parada del transporte escolar más cercana que lleva a los niños al colegio de Proaza está a tres kilómetros de su casa. Prácticamente se ve a lo lejos desde el domicilio de su familia. En coche se tardan exactamente cinco minutos de punto a punto. El problema es que es inviable y peligroso ir a pie para un niño tan pequeño –la carretera es estrecha, resbaladiza y empinada– y su familia no le puede acercar por carretera. Su madre, ganadera, no conduce, y su padre, también ganadero, tiene que salir muy pronto para ganarse el pan y poner un planto encima de la mesa. Hasta ahora, lo llevaba su abuela, pero ya no puede por problemas de salud. Conclusión: no hay solución de momento para Aníbal, que lleva dos semanas "jugando al cole en casa" y sigue como puede las indicaciones de los profesores a la espera de que se arregle este entuerto.

Su familia está indignada por este caso y apunta a la Consejería de Educación, que gestiona el Consorcio de Transportes, que a su vez se ocupa del transporte escolar en la región. "Mi hijo no puede ir al colegio, es muy fuerte. Me da mucha rabia y no hay quien se lo crea", explica su madre, Joremy Petit, que también tiene un bebé, Candela Menéndez. "Como no arreglemos esto cuando tenga edad de ir al colegio iremos por el mismo camino", cuenta. La familia asegura que el compromiso de Educación era dar con una solución para Aníbal, que sobre el papel no tiene gran complejidad. Bastaría con que el taxi contratado por el Consorcio que lleva a los escolares recorra los tres kilómetros que separan Linares de Las Vegas para poder recoger también a Aníbal y acercarlo al colegio. "Si es que podría saludar al taxi con la mano desde casa", ironiza su madre.

Aníbal, con su abuela Mercedes Arias.

Aníbal, con su abuela Mercedes Arias. / LNE

El caso de Aníbal tiene miga porque sus padres le matricularon precisamente en Proaza por la facilidad que, en teoría, tendrían con el transporte escolar. El Ayuntamiento, que estos días vive una crisis política por la moción de censura presentada por el PP para arrebatarle la Alcaldía al PSOE con el apoyo de IU, está al tanto de la situación de Aníbal y ha remitido varios escritos a Educación. De momento, no ha tenido éxito. La Consejería aseguró en verano por escrito que habría una parada, la ya existente, que daría servicio a Linares y Las Vegas. Aunque, en la práctica, el servicio, tal y como sufre Aníbal, solo se ciñe a Linares.

El problema viene ya de lejos, desde el inicio del curso en septiembre, aunque hasta enero Aníbal sí fue al colegio. Fue su abuela, Mercedes Arias, de 64 años y residente en Oviedo, la que se ocupó de llevarle todos los días hasta la parada. "Me levantaba todos los días a las seis de la mañana para poder acercarle", explica, haciéndose cargo de todos los gastos de gasolina de cuatro meses, hasta que no pudo más por asuntos de salud. "Tengo fibromialgia y vértigos y no estoy en condiciones", explica la abuela de Aníbal, que cursa segundo de infantil.

La madre se lamenta por la situación, aunque quiere creer que se podrá solucionar. "A Aníbal le prestaba mucho ir al colegio y coincidir con los compañeros, tiene muchos amigos", asegura. Además de la pérdida de clase, la familia se ve afectada en el día a día porque Aníbal no pueda ir al colegio. "Tengo que trabajar y cuidar a mi hija pequeña ahora y por las mañanas también tengo que estar pendiente de Aníbal, que debería estar en el colegio", asegura la madre. Los padres de Aníbal, José Menéndez y Joremy Petit, tienen unas cuarenta vacas y juntos llevan ocho años dedicándose a la ganadería: "Me dedicaba a la hostelería y me pasé al campo". En la actualidad, están reformando su casa de Las Vegas y aprovechan su caso para hacer una reflexión: "¿Cómo no va a haber despoblación? ¿Cómo no va a haber gente que se marche de los pueblos cuando ni siquiera se cubre un servicio así?". Aníbal busca quien le lleve.

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