Flashback fotográfico al Vigo y la Galicia de hace 60 años

Nicolás Muller (1913-2000) aprendió a experimentar la vida huyendo. Este húngaro nacido un año antes del inicio de la I Guerra Mundial, sufrió desde niño por pertenecer a una familia judía, acomodada aunque no muy practicante. A los 25 años dejó su país ante la influencia de la Alemania nazi y las críticas feroces de la derecha húngara sobre su trabajo, en el que mostraba en imágenes las duras condiciones de vida del campesinado.

La fotografía fue desde pequeño su pasión, la que finalmente –a pesar de estudiar Derecho y Ciencias Políticas– se convirtió en su modo de vida y la manera con la que contempló y dio a conocer el mundo al viajar a Italia, Francia, Portugal, Marruecos y España. La elevada calidad de su técnica lo convirtió en uno de los maestros de la fotografía documental europea del pasado siglo.

Casi 130 imágenes de esta singladura se pueden ver estos días en la Cidade da Cultura en la exposición “Vento Norte” donde coinciden medio ciento de sus instantáneas icónicas, (como el primer plano en blanco y negro de las palmas de las manos dolidas y agujereadas por las labores de un campesino húngaro) y una veintena de las captadas en sus viajes a Galicia en 1960 y 1971.

La llegada a tierras gallegas tuvo lugar después de conocer Asturias de la mano de un fotógrafo de dicha tierra, Fernando Vela, con el que había hecho amistad en Tánger. Allí, había puesto en marcha su estudio fotográfico y había colaborado para distintas publicaciones. El paisaje asturiano le enamoró y construyó allí una casa que se convirtió en su retiro en la jubilación para fallecer en Llanes en el año 2000.

España fue su hogar después de marchar de Francia debido a la II Guerra Mundial; de ser arrestado en Portugal por la dictadura salazarista que lo invitó a abandonar el país; y de asentarse durante nueve años en Marruecos.

En la muestra del Gaiás, comisariada por José Ferrero, no solo se podrán ver fotografías de Muller sino también una pieza documental audiovisual con su testimonio y el de su hija, Ana Muller, que asistió a la inauguración de la muestra en la Cidade da Cultura.

En ella, podemos ver imágenes del puerto de Vigo en 1960, de marineros recogiendo las redes, de la venta de sardina en la lonja, de O Berbés cuando era un barrio marinero con casas tradicionales de pescadores sin remodelación atroz de finales del XX y principios del XXI.

También se muestran fotos de Combarro, Pontevedra, Santiago, A Guarda donde fija sobre todo en la clase trabajadora a la que dignifica con sus tomas.

La imagen del puerto vigués, con la panificadora al fondo y las lanchas antiguas de madera presenta una belleza enorme con un contraste del blanco y negro excepcional.

En Combarro, entre los pilares de los hórreos fotografía a una mujer de espaldas, sentada sobre rocas al pie de otro canastro y la ría de Pontevedra de fondo.

En O Grove, la protagonista es también otra mujer, vestida prácticamente de negro que cose las redes extendidas por toda la playa mientras se ve la arquitectura tradicional y los barcos de pesca; mientras que en Santiago recorremos con la mirada las inmediaciones de la Catedral y el hervidero de gente que vendía a las afueras de la plaza de abastos.

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