La toponimia no es ajena al miedo ni a la muerte. Nuestra comunidad está plagada de nombres que hacen referencia a hechos religiosos y luctuosos, aunque más relacionados con advocaciones a santos y santas “milagreiros” que a la perdición eterna.

Una conocida app de rastreo de “chollos” de ocio (viajes, hoteles, planes…), Holidayguru.es, ha publicado un mapa con los lugares más terroríficos de España en función de la sonoridad de su nombre. Estos, uno por provincia, hacen referencia a hechos violentos o siniestros

En Galicia destaca Vila de Cruces, en Pontevedra; O Bolo, en Ourense; Zas, en A Coruña; y O Páramo, en Lugo.

El concello pontevedrés hace referencia a la proliferación de cruces en su territorio. Y es que las crucetas son un elemento que infunde tanta fe como terror, según el contexto.

Otro escenario imprescindible en las más escalofriantes novelas o películas es el páramo. Uno puede correr y tratar de ocultarse, pero lo inhóspito de un terreno desabrigado aboca a los peores presagios. De ahí la elección de O Páramo. Este ayuntamiento lucense refleja en su topónimo su llana orografía y su fría temperatura.

Sin embargo, los otros dos lugares escogidos por esta aplicación apenas hacen temblar las piernas. Zas podría entenderse como onomatopeya de lo inesperado, algo que provoca un susto, pero su origen etimológico nada tiene que ver con ello: simplemente alude a lugar habitado.

Por su parte, O Bolo podría sugerir un bulto que sobresale a consecuencia de un golpe, pero ni es algo redondeado, ni una pieza de pan, ni un tipo de pastel. Etimológicamente se refiere a una elevación del terreno.

Otros nombres que infunden miedo

Más allá de los lugares sugeridos por esta aplicación, Galicia alberga lugares cuya literalidad da miedo, aunque su significado y origen sean de lo más inocente.

Sin duda, el más terrorífico de todos es O Buraco do Inferno, en la isla de Ons, en Pontevedra. Se trata de una sima de 43 metros de profundidad que sirve de altavoz al rugido del mar. Cuenta la leyenda que lo que se oye, sobre todo en los días de temporal, son los lamentos de las almas penitentes.   

Y no es el único lugar de Galicia por donde de desciende al infierno. Existen, al menos, otros 43 puntos que mentan al averno

Otro nombre que da escalofríos es Ares. Sin embargo, nada tiene que ver este concello coruñés con el dios griego de la guerra. Su origen es incierto, aunque podría hacer referencia a la existencia de un ara solar.

 Tampoco es lo que parece Boimorto. Aunque la simple pronunciación de esta localidad de A Coruña nos lleve a pensar en un animal finado, lo cierto es que describe un lugar pedregoso.

Por último, también podría ser un escenario terrorífico Riotorto, en Lugo. Su simple pronunciación evoca algo siniestro y retorcido, y en este caso sí existe cierta correspondencia, ya que el topónimo describe el sinuoso curso de un río.