José Durán, sociólogo de la Universidad de Vigo (Uvigo), considera normal que el individuo valore de forma distinta las situaciones cuando está entre amigos que ante extraños. Sin embargo, también advierte de que la vida social se paralizaría si dejásemos de confiar en los individuos y en las situaciones ajenas a nuestro círculo.

–¿Por qué nos sentimos más seguros frente al COVID si estamos con personas cercanas?

–La confianza que tenemos en las personas de nuestro círculo más cercano nos da una mayor seguridad para actuar cuando estamos en su compañía en distintos ámbitos de la vida; así dejamos de evaluar las situaciones como lo haríamos cuando estamos ante desconocidos. Esto explicaría también la mayor seguridad que tenemos ante el COVID. En principio eso es muy bueno, y no irracional, como se dice en este estudio, porque la vida social se basa en la confianza mutua.

–¿La cercanía que tengamos con las personas con las que estemos puede influir en que nos quitemos o no la mascarilla en interiores, por ejemplo?

–Partimos de una situación de inseguridad de dos años de pandemia en la que tuvimos que llevar mascarilla. Para adquirir otra vez seguridad no basta con que las leyes nos liberen de su uso, es necesario que poco a poco, en nuestras interacciones cotidianas, vayamos cogiendo confianza en que los demás no nos contagiarán, y este será un proceso gradual que requerirá algo de tiempo.

–Según el estudio, fomentar los grupos burbuja puede ser contraproducente al acentuar la sensación de falsa seguridad. ¿Qué opina?

–Si solo vivimos en grupos burbuja dejamos de confiar en todas aquellas situaciones exteriores a dichos grupos. Esto fue necesario para impedir el agravamiento de la crisis pandémica, pero en cuanto esta se normalice y el virus se convierta en uno más de nuestro entorno, tendremos que retornar a nuestra convivencia cotidiana, sin la cual la vida social se paralizaría, al convertirse en una fuente de inseguridad y desconfianza.

No obstante, lo que se ha visto ya desde hace algún tiempo es que la gente ha vuelto a relacionarse en los espacios públicos, manteniendo las medidas de seguridad, porque sin estas relaciones la vida perdería sentido.

–Apunta también la relación entre el efecto amigo-escudo y las orientaciones políticas en EE UU. ¿Cabría esperar que en España el resultado fuese similar?

–Habría que hacer un estudio serio en España para conocer hasta qué punto hay una correlación positiva entre orientaciones políticas y desconfianza de círculos de personas externas. Con los datos proporcionados no hay elementos ni siquiera para decir algo concluyente con respecto a EE.UU. Lo que sí me parece claro, como antes decía, es que en las personas del círculo más cercano, familiares o amigos, depositamos más confianza, y que esta es necesaria para nuestra vida cotidiana.