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Ladrones del tiempo: factores que roban minutos a la vida personal y laboral

Los psicólogos advierten de la importancia de distribuir las horas "de forma útil y gratificante" para evitar caer en cuados de ansiedad, baja autoestima o frustración

Los policías se encargan de detener a las personas que cometen robos. Hasta ahí, bien. Pero, todos y cada uno, nos enfrentamos a otros cacos no menos importantes para el bienestar mental que afectan, sobremanera, a la productividad: se trata de los ladrones del tiempo, un cúmulo de factores internos y externos que hacen perder minutos y “desvalijan” horas para disfrute de la vida personal y rendimiento laboral.

La forma de dar “caza” a estos saqueadores de un tiempo que es oro se logra, a juicio de la psicóloga avilesina Marisol Delgado, con cambios de hábitos: “Se trata de llevar a cabo pequeñas modificaciones que generen una distribución del tiempo más útil y gratificante, incluso aunque no se haga nada en algunos momentos. Lo importante es que sea una decisión consciente y voluntaria, no una pérdida de control de la propia vida y del tan valioso tiempo”.

Las consecuencias de dejar en libertad a estos factores que delinquen con el tiempo son varias: “La pérdida de tiempo acaba provocando estrés, ansiedad, angustia, baja autoestima o dificultades de concentración, así como frustración e insatisfacción constante”, agrega la experta. Un ejemplo: “Son muchas las personas que perciben no tener tiempo para hacer todo lo que quieren, que las horas del día no les resultan suficientes. Y, sin embargo, es bastante probable que, aunque se pudiera alargar la jornada, esta les siguiera quedando corta. Quizá no sea tanto un problema de aumentar las horas sino de observar qué es lo que les está robando ese tesoro que es el tiempo”.

Algunos de los “ladrones de tiempo” más frecuentes, explica Delgado, tienen que ver con ciertos hábitos de conducta que afectan tanto a las obligaciones del día a día como al tiempo dedicado a la familia, a las amistades o a las aficiones. Por ejemplo:

La hiperconectividad

“Estar continuamente pendiente de los dispositivos móviles, de si entra un mensaje, de si envían un correo o de si hay un nuevo vídeo en las redes sociales que se tienen que ver inmediatamente... Así pueden pasar minutos, incluso horas, sin apenas darse cuenta. Los hiperconectados acaban llegando tarde al trabajo, quedándose sin tiempo para estar con gente querida o dejan de lado actividades placenteras”, advierte la psicóloga.

Interrupciones

Éstas, señala Marisol Delgado, están relacionadas con la hiperconectividad, pero también con la aparición imprevista de otras personas o, por ejemplo, apunta, con algunas llamadas que se alargan demasiado.

Desorganización

“El funcionar como pollo sin cabeza llevando a cabo varias cosas a la vez o gestionando las actividades del día sin planificar nada, de forma caótica, también hace perder tiempo”, precisa la experta.

El perfeccionismo

En este caso, Delgado hace alusión a tener la continua percepción de que lo realizado no es suficiente, de que se puede hacer más y mejor. “De esta forma se alarga lo que se está haciendo de forma agobiante y agotadora”, explica.

La desmotivación

La falta de objetivos y la dificultad de ilusionarse por lo que se lleva a cabo pueden provocar un dejar pasar el tiempo sin ningún control, alerta Delgado.

La falta de asertividad

“El no delegar, el no decir un ‘no’, el querer encargarse de todo, acaba robando también demasiado tiempo para otras cosas que se consideran más importantes”, concluye.

Conocidos los factores que actúan de ladrones del tiempo, ¿cómo se pueden detener? “Seguramente resultaría de gran ayuda, por ejemplo, establecer horarios concretos en el día para las redes sociales, apagar los dispositivos móviles, acortar conversaciones y llamadas que se alargan de forma innecesaria o anotar lo que se quiere hacer y priorizar según la necesidad y la importancia”.

Más consejos para conservar a buen recaudo el tiempo: “Utilizar agendas que contribuyan a organizarse de forma más eficaz, aprender a funcionar con menos rigidez e interiorizar que la valía personal no depende de hacerlo todo perfecto, intentar buscar alicientes en lo que se lleve a cabo, adoptar una actitud asertiva para delegar y decir que no, y distribuir de forma más satisfactoria el tiempo”, concluye la psicóloga.

Porque el tiempo, un bien muy preciado, es un tesoro que no puede estar en manos de ladrones.

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