Siempre hay algún sobresalto en el sorteo navideño que, afortunadamente, acaba en anécdota. No faltó este año un pequeño susto a cuenta de varias “bolas rebeldes”. En el séptimo alambre, una de ellas se resbaló de las manos de Samuel Dávalos, quien, rápido de reflejos, la interceptó antes de llegar al suelo, un hecho que no pudo evitar con otra.