Poco en común tienen Miami y Trasariz. En la primera viven más de 450.000 personas en un entorno de lo más urbano. En la segunda, una parroquia del concello ourensano de Cenlle, apenas un centenar. ¿Dónde resulta más atractivo vivir? Arriesgándose a ofrecer una respuesta y tirando de tópicos, que parecen estar de moda, depende. Depende de para quién y para qué. Lo que no debería juzgarse a la ligera es dónde se vive mejor.

La sentencia en la que una jueza alude a la ‘Galicia profunda’ entre otros motivos para fallar sobre la custodia de un menor ha causado gran revuelo e indignación. Tampoco les resultó indiferente a Robert B. Hernández y José Iván Guerra, un matrimonio que hasta hace unos meses vivía en Miami, cerca del ‘downtown’ y a pocos minutos de la bahía, donde el precio medio de las casas ronda los 700.000 euros. En enero de este 2021 tomaron la decisión de dar un giro a su vida y establecer su domicilio habitual en Trasariz.

Ya en marzo de 2019 compraron una casa en esta parroquia y desde entonces comenzaron a pasar temporadas en ella, menos de las que deseaban. “Con la pandemia, como le ha sucedido a mucha gente, uno se replantea su vida y lo verdaderamente importante. Vimos que el lujo, la vida nocturna y el ritmo rápido de vida de Miami no era ya para nosotros, añorábamos un lugar tranquilo, con una belleza que nos pudiera rodear y fue simplemente decidir venir”

Con la pandemia, como le ha sucedido a mucha gente, uno se replantea su vida y lo verdaderamente importante

Pero ¿por qué el interior de la 'Galicia vaciada' y no un lugar de la costa mediterránea? Hernández tiene raíces y familia gallega con la que mantiene una estrecha relación. Sin embargo “fue José quien se enamoró definitivamente de Galicia” sin tener, como punto de partida, ningún nexo emocional. En un viaje se quedaron en Santo Estevo, un lugar que tampoco se caracteriza por su vocación urbanita, “entonces él me dijo que quería una casa aquí. Y comenzó la búsqueda. Cuando vimos la de Trasariz me dijo ‘esta casa es nuestra, ya me veo viviendo aquí’”.

Con el arranque del 2021 decidieron dejar de vivir en Miami y pasar temporadas en Galicia para vivir en Galicia y pasar temporadas en Miami: “Las mañanas de neblina, lo verde de los montes y valles, y el regalo de tener al Miño rociando nuestro patio es una bendición”.

Cuando compartieron su decisión no fueron pocos los que cuestionaron que eligiesen Galicia. Lo que más escucharon fue que “allí solo hay viejos”-otro estereotipo más para bingo-. “Es verdad que aquí las personas de la segunda o la tercera edad todavía tienen mucho protagonismo, pero en el mejor sentido, veo que mantienen sus negocios y se conservan mucho más activos que en Miami”.

Los meses van pasado y es otra la pregunta que podría surgir, ¿se mantiene el idilio con Galicia? Absolutamente sí. “Nosotros valoramos la comunidad, y aquí en este pueblo en el que nuestras raíces están comenzando de germinar, sentimos esa comunidad”, apunta, asegurando que el recibimiento ha sido maravilloso. “José pasa mucho tiempo caminando por el pueblo, conversando. Dicen que el vecino es la familia más cercana y es muy cierto”. Hernández sintió ya esa sensación de pertenencia desde sus primeras visitas: “Nunca me sentí foráneo, siempre sentí que mi alma era de aquí, cuando me marchaba me sentía triste, era como revivir en cierta manera la emigración de mis antepasados” que dejaron Galicia por Cuba y luego por Estados Unidos.

Reconoce que “el hogar se lleva dentro” y todavía llevan un estilo de vida con ciertos ritmos americanos. Además del horario, que mantienen a medio camino por cuestiones de negocios, no han logrado aún deshacerse del estrés. “Cuando conduzco por ejemplo tengo que recordarme que no hay motivo de correr, no hay trafico, pero ya al sentarme en el coche ya se activa el “chip” de ir a la Carrera” explica en este sentido.

Otro de los temas estrella cuando se habla de la vida en el rural es la carencia de servicios, porque es una realidad. Sacando de la ecuación a la familia y amigos que dejaron en Miami además de algunas celebraciones, cuando se les pregunta qué es lo que necesitarían para que su vida fuse aún mejor en Trasariz, ni lo dudan: “¡Mejor wifi!! Aquí no ha llegado la fibra o algo ofrezca una velocidad normal. Me encantaría tener una wifi estable y rápida. Ahora puedo hacer las cosas necesarias pero también tengo que, por ejemplo, desactivar todos los dispositivos que utilizan wifi para hacer una videollamada.

Pero no solo las conexiones flaquean en el rural, tampoco se tiene al lado de la puerta todos los servicios necesarios: desde comercios de ropa, librerías o actividades extraescolares para niños. Siendo esto el día a día de las personas que viven en el rural -donde los transportes públicos también brillan por su ausencia- todo vuelve a depender del cristal a través del que se miren las cosas. “15 o 20 minutos en coche para mi, que es lo que tardamos en llegar a Ourense ciudad, no es nada en comparación con el tráfico en Miami. Allí con el tráfico solamente uno se puede pasar una hora en llegar a ver a la familia. Claro que podemos ir andando al mercado que nos tomaría 15 minutos, o 5 minutos en coche, pero aquí, me siento libre”. Y esto mismo puede trasladarse a cualquier gran ciudad.

Aunque parezcan una rara avis son más de los que parecen los que deciden por voluntad, no por imposición o por falta de oportunidades, vivir en el rural gallego. Los que toman este camino no pretenden ocultar las deficiencias con las que lidian jornada tras jornada, es más, son los primeros interesados en reivindicar la necesidad que ponerles remedio. Lo que no aceptan es que se les considere ciudadanos de segunda, que se considere que van a tener menos trayectoria vital o que se les cercenen sus oportunidades por el lugar en el que han decidido vivir.

Robert y José terminan la conversación antes de ir a tomarse un aperitivo con un regalo de unos vecinos con una reflexión: “Aquí sentimos que vivimos en abundancia, solo hace falta ver todo lo que produce la tierra. Creemos que mucha gente, incluidos muchos gallegos, no saben el tesoro que tienen en este reino escondido”.