El Gobierno sueco presentó ayer nuevas propuestas para ampliar su margen de actuación en caso de que fuese necesario endurecer las restricciones por un nuevo repunte de los contagios de COVID, algo que las autoridades no descartan por el temor a las nuevas variantes.

El Ejecutivo ya abrió su abanico de opciones con una ley aprobada en enero en el Parlamento y, ahora, ha introducido la posibilidad de cerrar centros comerciales, gimnasios y piscinas, entre otros establecimientos en los que puede ser difícil guardar la distancia social.

“Estamos preocupados por la situación. No sabemos cómo evolucionará y hay riesgo de un tercera ola”, ha reconocido la ministra de Sanidad, Lena Hallengren. Las autoridades esperan que estas nuevas propuestas puedan estar en vigor en marzo, una vez se haya completado todo el proceso de revisión.

El Gobierno ya introdujo recientemente medidas como la prohibición de vender alcohol a partir de las 20.00 horas o límites a las compañía de autobuses o trenes para que no puedan vender más billetes que asientos. Las reuniones están limitadas a un máximo de ocho personas.