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LAS VÍCTIMAS DE LA PANDEMIA

El golpe del COVID a una familia en solo cinco días: mata al matrimonio e infecta a tres de sus cuatro hijos

“Estaban mayores pero su estado de salud no era especialmente malo”, lamentan los familiares de Ángela Mayor Puente, de 83 años, y Miguel Ángel Granda Granda, de 87

Ángela Mayor Puente y Miguel Ángel Granda Granda.

Detrás de cada uno de los 1.038 muertos por coronavirus que se computaban hasta este viernes en Asturias hay dolor, ausencia y pena, pero lo ocurrido en la familia avilesina Granda-Mayor roza la tragedia: Ángela Mayor Puente, de 83 años, y Miguel Ángel Granda Granda, de 87, fallecieron en un intervalo de cinco días, primero ella y cuando apenas se habían secado las lágrimas por esa pérdida, el virus también se llevó al esposo. Y es que Ángela Mayor y Miguel Ángel Granda formaron un matrimonio incombustible que sacó adelante a una prole de cuatro hijos –Concepción, Adela, Carlos y Gerardo– a los que luego se unieron yernos, nueras y nietos para dar forma a un clan familiar excepcionalmente bien avenido en el que el papel de los abuelos era piedra angular de las relaciones.

Lo cruel de semejante desenlace dejó desencajados a los miembros de esta familia. “La pena que sentimos no se puede describir y el vacío que nos ha quedado es inmenso”, comentaba una de las nueras del matrimonio de octogenarios, esposa de uno de los hijos de la pareja, Carlos, quien a su vez está aquejado de COVID e ingresado en la planta especializada en esta dolencia que habilitó el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Uno de los hijos infectados sufre ELA

Por si no fuese bastante dolorosa la pérdida de los abuelos en un lapso de cinco días, tres de los cuatro hijos de Ángela Mayor y Miguel Ángel Granda han dado positivo en coronavirus y bregan con la enfermedad con la esperanza de vencerla. El caso de Carlos Granda, de 51 años, es el más delicado de todos puesto que desde 2018 también sufre esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que provoca graves limitaciones físicas. “Afortunadamente, la evolución que presenta respecto al COVID está siendo favorable”, apunta la esposa del enfermo. Un soplo de optimismo entre tanta desgracia.

Esta desgracia vivida en Avilés recuerda a la ocurrida hace unos días en el vecino municipio de Gozón, donde una madre, Aurelia Fernández, de 98 años, y su hijo Buenaventura Heres, de 73, vecinos de Ferrero, fallecieron víctimas del COVID en un intervalo de apenas 48 horas.

"Estaban mayores, habían pasado de los ochenta años, pero su estado de salud no era especialmente malo", aseguran los hijos

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El entierro de la octogenaria se llevó a cabo el pasado sábado, día 21, en el panteón familiar del cementerio de La Carriona, previa celebración de un oficio religioso en la capilla del tanatorio avilesino. El jueves, las lágrimas se derramaron por su marido, despedido igualmente con una celebración de la palabra y posteriormente incinerado. La pareja dejó huérfanos a los cuatro hijos ya citados y afligidos a siete nietos.

Cada cual en su casa, guardando las precauciones debidas para no extender aún más el virus en su círculo cercano, y de duelo por la muerte de su madre y de su padre, los hermanos Granda Mayor dicen haber sufrido una pesadilla por las terribles circunstancias que les ha tocado vivir. “Estaban mayores, habían pasado de los ochenta años, pero su estado de salud no era especialmente malo. Ella tenía dolencias y dificultades de movilidad por la artrosis, pero él aún gozaba de buena calidad de vida”, relatan medios familiares en referencia a los abuelos.

La primera a la que se le diagnosticó el COVID fue a la abuela. Ingresó en el HUCA y apenas aguantó 24 horas. Tal y como se temía al ser una pareja conviviente, también Miguel Ángel Granda dio positivo al hacerle la prueba de coronavirus. Y cinco días después, tuvo el mismo y triste final que su mujer. Entre medias, el tercero de los hijos del matrimonio, Carlos Granda, también ingresó en el HUCA y otros dos hermanos dieron positivo en los test. “A Carlos, por el que en ese momento rezábamos, no sabíamos ni cómo decirle lo de sus padres. Es que fue algo muy fuerte”, asegura Marlen González, la esposa de quien es conocido en medios futbolísticos comarcales como “Grandina” por haber sido jugador del Real Avilés (formó parte de la plantilla que consiguió el ascenso a Segunda División en 1990), el Hispano de Castrillón, el Navia, el Marino de Luanco (con el que se proclamó campeón de Tercera División) y el Navarro.

El relato de la hija: "Al menos se fueron juntos, que era lo que querían"

La hija mayor de la pareja fallecida en Avilés es la única de sus cuatro hermanos que se ha librado del contagio por covid. Concepción Granda da cuenta de la desolación e infinita tristeza vividas en los últimos días: “Debido a las circunstancias sanitarias y con mis hermanos positivos en covid, tuve que estar sola en el tanatorio y ocuparme de las gestiones funerarias. Primero, con mi madre y luego, con mi padre. Fue terrible. Ni siquiera pudimos juntarnos los hermanos para darnos un abrazo y consolarnos”.

Concepción Granda Mayor, que trabaja en un ámbito sanitario y por tanto sabe de primera mano cómo de peligroso puede llegar a ser el covid, apela desde la experiencia vivida en carne propia a la responsabilidad ciudadana para protegerse y minimizar los contagios. Pensando en los padres que le ha arrebatado la pandemia de forma tan dolorosa, esta mujer asegura que les recordará siempre como “una pareja muy unida” y asegura que su deseo “era irse juntos, así que ese es nuestro consuelo”.

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