Peggy, una mujer de nacionalidad belga residente en Lloret de Mar (Gerona) y madre de dos hijos mayores de edad, es la octava víctima de la violencia machista este 2020. La número 39 en España. Peggy murió asfixiada por su marido Pascal, también belga, en el interior del domicilio que ambos compartían en la calle de Magnòlia de la localidad. Pascal se entregó por la mañana en la Policía Local. El municipio ha convocado un minuto de silencio para condenar el homicidio.

Pascal y Peggy estaban casados pero se separaron hace años y él se instaló a vivir con otra mujer. A finales del 2019, dejó esta relación sentimental y regresó junto a Peggy. Según Pascal, ayer por la noche, mientras la pareja estaba en el salón del comedor, Peggy se puso agresiva al sospechar que la antigua novia le seguía mandando mensajes. Siempre según su relato, Pascal la agarró por las muñecas y la lanzó contra un sillón. Sobre este sillón procedió a asfixiarla con las manos. Después, la tiró al suelo y continuó estrangulándola hasta asegurarse de que estaba muerta.

El grupo de homicidios de los Mossos d’Esquadra y a la comitiva judicial, junto al detenido, regresaron a la vivienda para la reconstrucción del crimen. El homicida reclamó la presencia de un traductor de flamenco –no hablaba o no quería hablar francés ni dominaba el castellano ni el catalán– que tuvo que desplazarse desde Barcelona. El cuerpo estaba tendido en el suelo, tapado con una manta. Una primera inspección del médico forense detectó en el cadáver signos de violencia en la cara, golpes contusos en el mentón y en la nariz. La autopsia será importante para determinar si antes de ser asfixiada la mujer fue golpeada y ayudará a aclarar por qué Pascal no tenía los arañazos habituales que causa una víctima que se defiende de un ahogamiento.