Medio mes ha sido suficiente para que las lonjas gallegas sufran un descalabro en sus ventas. Desde que comenzó el estado de alarma en España a raíz de la crisis sanitaria por el coronavirus, la facturación por las capturas en primera venta se desplomó un 34% pese a que el sector extractivo cumplió con su misión de abastecer de alimento a la población aumentando la oferta. Aún con los problemas para cumplir las medidas de prevención y sin uno de sus principales clientes, el canal Horeca, el grueso de la pesca y acuicultura gallega siguió trabajando incluso aunque eso supusiera vender a pérdida. Una situación que ha dejado 29 millones de euros en ventas, haciendo de este marzo el peor que se registra desde 2003 y que ha llevado a que las cifras del primer trimestre se coloquen entre las peores de los últimos 15 años.
El ministro de Pesca, Luis Planas, explicó ayer durante una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros que pese a que el consumo de pescado congelado aumentó un 18% en la última semana, en caso del pescado fresco se dio una caída del 4 %. De hecho, solo en la primera quincena del pasado mes la facturación de las lonjas ascendió a 15,1 millones de euros, mientras que en la segunda, ya con la sociedad viviendo el confinamiento, se quedó en 13,9 pese a que se vendieron en esos días 3.000 toneladas más de producto.
Los datos que maneja la Consellería do Mar a través de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca son los que reflejan este impacto de la Covid-19 en la rentabilidad del sector pesquero y que ha obligado a que se soliciten a Bruselas ayudas para la flota. Así, las lonjas gallegas cerraron marzo con 12.800 toneladas vendidas (un 12% más respecto a marzo de 2019) por 29,1 millones de euros (un 15% menos) debido al desplome tras el estado de alarma, que dejó una segunda quincena con más volumen de capturas (casi 1.000 toneladas más que en el mismo período del año pasado) y, sin embargo, menos facturación (13,9 millones, un 34% menos).
Y es que muchas fueron las voces del sector que lamentaron entonces la drástica caída de los precios en primera venta. Desde Gran Sol, por ejemplo, los armadores alertaron del desplome del precio de sus especies principales durante la primera semana del estado de alarma, como el rape, que cayó un 40%; en el cerco, por su parte, se convirtió en casi habitual la venta de jurel por menos de medio euro.
Toda esta situación ha dejado al primer trimestre del año como el peor para las rulas de la comunidad desde 2005: 94,1 millones de euros de facturación por las casi 29.400 toneladas de producto vendido o, lo que es lo mismo, 7,4 millones menos que en los tres primeros meses del pasado año (-7,3%) tras descargar una cantidad aproximada, 500 toneladas menos (-1,7%).
