"No me he fugado de la Justicia, me he escapado de la injusticia y de la persecución política". Así anunció y de paso justificó Carlos Ghosn, expresidente de la alianza Renault-Nissan, su fuga de película de Japón, donde está acusado de presuntas irregularidades financieras y donde se enfrentaba a una larga condena. ¿Por qué una huida de película, al estilo de La gran evasión? Porque Ghosn estaba en libertad bajo fianza en su residenciade Tokio, pero los pasaportes de su triple nacionalidad estaban en poder de sus abogados y además estaba sometido a estrictas medidas de seguridad. Por ejemplo, sus movimientos estaban restringidos, tenía en su casa videocámaras activas las 24 horas al día y el único acceso a internet lo tenía que hacer en las oficinas de sus abogados. También tenía limitaciones para comunicarse con sus familiares, en especial con su esposa.
Así que Ghosn, de 65 años y uno de los artífices de la alianza de Renault y Nissan, tuvo que burlar la vigilancia policial para salir del país con una identidad falsa. Eso sí, entró en Líbano de forma legal en un avión privado, que aterrizó en el aeropuerto internacional de Beirut y que antes hizo parada en Turquía.
Sobre la huida de Ghosn, que nació en Brasil, pero se educó en Líbano e hizo carrera profesional en Francia, empiezan a desvelarse detalles. Unos medios, como la agencia Reuters y la televisión libanesa MTV, relatan que se escapó en una gran caja donde supuestamente debía guardarse un instrumento musical después que una banda navideña visitara su residencia en Tokio para un concierto de canto gregoriano, pero fuentes cercanas al protagonista negaron esta versión. Como es delgado y no mide más de 1,67 metros no es descabellado.
Financial Times apunta que habría contratado una empresa de seguridad que le ayudó a huir hasta el aeropuerto internacional de Osaka, donde se habría embarcado en un jet privado.Según The Wall Street Journal, la huida fue el fruto de tres meses de planificación. Tras abandonar su domicilio, fue trasladado al aeropuerto de Kansai, en Osaka, donde fue introducido en un avión modelo Bombardier Global con destino a Estambul, donde tomó otra aeronave, ambas a nombre de una empresa turca. Ni siquiera el piloto, de acuerdo con el rotativo norteamericano, sabía que el empresario viajaba en su interior.
Ghosn viajó a Líbano porque además de tener la nacionalidad este país no tiene acuerdo de extradicción con Japón. En todo caso, el Gobierno libanés recibió ayer una circular de la Interpol para detener a Carlos Ghosn. El ministro de Justicia en funciones, Albert Sarhan, explicó que se estudiará la petición de arresto y avanzó que Líbano y Japón no tienen un acuerdo de extradición y, por ello, se aplicará la ley libanesa; y en el caso de recibir una petición de extradición de las autoridades niponas, el Gobierno libanés estudiaría esta posibilidad en base a las relaciones bilaterales, agregó.
Por su parte, en una corta declaración difundida por sus abogados, el empresario aseguró ayer que él solo organizó su fuga y eximió de cualquier responsabilidad a los miembros de su familia, especialmente a su mujer, Carole, pues había informaciones que la apuntaban a ella como cerebro de la operación de rescate de su esposo.
La escapada del exjefe de Renault y Nissan ya se ha cobrado víctimas. Turquía detuvo ayer a siete personas por haber supuestamente ayudado a facilitar la huida al Líbano a través del aeropuerto de carga de Atatürk en Estambul.
Los sospechosos son cuatro pilotos de una empresa de aviación privada, dos empleados de una empresa de servicios terrestres y un director de una empresa de carga privada.Este aeropuertose utiliza solo para vuelos de carga, ya que el año pasado se cerró al tráfico aéreo civil.
Ghosn está acusado de fraude fiscal. También se le imputa haber desviado fondos de la compañía hacia fines personales y ocultar durante años parte de su salario para eludir impuestos. De esta forma, el empresario brasileño se habría embolsado presuntamente hasta más de 70 millones de euros.
