El Nobel de Química premió ayer el desarrollo de la batería de iones de litio, usada en teléfonos móviles, ordenadores portátiles o vehículos eléctricos, y que ha dado acceso a una revolución tecnológica. El alemán John B. Goodenough -que fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Santiago (USC) en el año 2002-, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino sentaron las bases de una sociedad "inalámbrica y libre de combustibles fósiles", destacó en su fallo la Real Academia de las Ciencias sueca.

Con las baterías de iones de litio "hemos tenido acceso a una revolución tecnológica", aseguró la miembro de la Real Academia de Ciencias Sueca Sara Snogerup Linse, quien durante su exposición habló en inglés y en una versión simplificada de lengua de signos. El Nobel reconoce un invento que más de media humanidad lleva en el bolsillo o tiene en su casa y que Olof Ramströn, también de la Academia de Ciencias, calificó de "brillante". "Podemos ver un efecto enorme y sustancial en la sociedad gracias a esta fantástica batería", agregó Ramströn, quien destacó su capacidad de recargarse a partir de fuentes limpias como la solar o la eólica, lo que las hace aptas para la economía sostenible.

Los nuevos nobel realizaron "importantes descubrimientos" por separado, pero todos ellos juntos fueron los que dieron lugar a la actual batería de iones de litio, que "en cierto sentido ha servido para hacer el mundo recargable".

Wittingham construyó la primera batería de litio funcional a principios de la década de 1970, aprovechando el impulso de ese elemento químico para liberar su electrón exterior; y Goodenough dobló su potencial aumentando la potencia y utilidad.Yoshino hizo la batería viable en la práctica eliminando el litio puro para sustituirlo por iones de litio, más seguros.

El origen de este tipo de baterías coincide con la crisis petrolera de los 70, que despertó el interés de las grandes compañías en invertir en nuevas tecnologías no basadas en combustibles fósiles. Mientras el interés en desarrollar tecnología para energías alternativas caía en occidente, en Japón las compañías electrónicas aumentaban sus inversiones buscando baterías recargables. Así fue como empezó sus investigaciones Yoshino, cuyo mayor acierto fue sustituir el litio reactivo en el ánodo por coque de petróleo, que permite intercambiar iones de litio, logrando así una batería muy ligera, resistente y que podía ser recargada cientos de veces.