"Uno de los problemas de los líderes mundiales es que hablan mucho y escuchan poco". El análisis lo hizo ayer alguien acostumbrado a lidiar con esos líderes, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Y lo pronunció en el arranque de la Cumbre Juvenil del Clima, la primera de estas características que acoge la ONU.

Aunque él mismo fue designado como "oyente principal" en una sesión inaugural en la que tenían la palabra la activista sueca Greta Thunberg y otros tres jóvenes de Argentina, Kenia e India, Guterres quiso realizar una intervención previa para aplaudir al movimiento juvenil y su "liderazgo y entusiasmo". "Empezó como algo pequeño y lo habéis convertido en algo mundial", dijo el portugués, que definió la tarea de los jóvenes también como "absolutamente esencial" y les atribuyó "un cambio en el impulso" a la acción.

Guterres apeló a la experiencia para señalar "lo difícil que es hacer que algo se mueva" y por eso aplaudió en sus palabras a los jóvenes por afectar e implicar en su lucha a sus familias, sus comunidades y sus sociedades. Destacó también el impacto que están teniendo en la forma en que actúan empresas y autoridades municipales y el peso que pueden alcanzar en elecciones y gobiernos nacionales. Y les animó a seguir "exigiendo responsabilidad" a las generaciones que les han precedido.

Dos días antes de acoger mañana a los líderes políticos mundiales en otra cumbre climática para la que pidió "acciones, no palabras", Guterres apuntó también a su objetivo de "vincular el cambio climático a un nuevo modelo de justicia", recordando que entre las naciones y personas más afectadas, como las pequeñas islas o los pobres, no son quienes más contribuyen a ese cambio climático pero sí se cuentan entre los más afectados. "El sufrimiento de la gente empeorará más conforme pase el tiempo", advirtió Guterres, que fue tajante en opiniones como que "no tiene sentido seguir subsidiando combustibles fósiles".

En la cumbre que empieza mañana, aunque sea la de adultos, está invitada a hablar Greta Thunberg, y con ese argumento la adolescente sueca optó ayer por quedarse en segundo plano en la sesión de apertura de la cumbre juvenil del fin de semana, cediendo la atención a los otros jóvenes activistas. Es algo que ha estado haciendo también en varias de sus otras apariciones en Estados Unidos, donde ha querido resaltar y volver los focos hacia el trabajo de otros activistas locales.

Imparables

Ayer solo utilizó el micrófono para recordar que los jóvenes son "imparables". Y también recordó el éxito global de la convocatoria de huelga por el clima que el viernes movilizó en los cinco continentes a millones de personas, mayoritariamente jóvenes. Ella misma participó en la de Nueva York y ahí, ante 250.000 personas según cálculos de los organizadores, sí se explayó más en su discurso.

"Haremos todo lo que esté en nuestro poder para evitar que esta crisis empeore aunque signifique saltarse clases o el trabajo, porque esto es más importante", dijo en Battery Park. "¿Por qué debemos estudiar para un futuro que se nos está arrebatando?".

"Exigimos un futuro seguro. ¿Es demasiado pedir?", planteó también, antes de dejar una advertencia. "Si perteneces al pequeño grupo de gente personas que se siente amenazado por nosotros tenemos muy malas noticias, porque esto es solo el principio. El cambio viene, les guste o no".

La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, que ya ha llegado a Estados Unidos para participar en la cumbre de mañana, destacó ayer que el mensaje que está lanzando la joven activista sueca es "enormemente cierto, enormemente potente y enormemente sangrante", subrayó.