Carlos Ramos, junto a Alberto Hernández-Frías Linador y Jaime Vázquez Gubianes, está al frente de Rural Talent, cuyo objetivo es poner en marcha incubadoras de proyectos en zonas rurales de España con una población entre 750 y 10.000 habitantes, ofreciendo servicios que van desde la formación de los equipos hasta la constitución de las compañías y la posterior expansión.
- ¿Qué les ha motivado para pensar en el mundo rural para que la gente pueda desarrollar una idea empresarial?
-La digitalización del trabajo y el incremento del interés por emprender. Cada vez hay más personas que trabajan desde casa, solo necesitan una buena conexión a internet. Hay muchos proyectos que no necesitan estar en una gran ciudad para poder triunfar. Los costes de vida y emprendimiento son más bajos en los núcleos rurales que en las ciudades. Al juntar ambas cosas vimos que era posible, por un lado, ayudar a emprendedores a desarrollar sus proyectos y, por otro, ayudar a los núcleos rurales a frenar la despoblación que llevan sufriendo hace años.
- ¿Las características del rural favorecen estas iniciativas?
-En el campo hay más tranquilidad. Una de las claves para tener éxito a la hora de emprender es ser capaz de focalizar los esfuerzos en lo realmente importante, y el entorno rural es el adecuado.
- ¿Qué se necesita en el campo para desarrollar todo esto?
-Actualmente muchos municipios rurales no cuentan con las herramientas adecuadas para favorecer el desarrollo de proyectos desde cero. En ocasiones tienen el espacio y la infraestructura pero les falta gente que les guíe y les ayude en el camino. Nosotros contactamos con los ayuntamientos que cuenten con una serie de servicios mínimos, como tener una conexión a internet de alta calidad, un espacio común para trabajar ( coworking), espacios para alojar a los emprendedores y una buena red de comunicación con los núcleos urbanos.
- Dicen que pretenden frenar la despoblación rural, ¿cómo pueden hacerlo?
-El público que queremos traer al campo para trabajar conjuntamente en la búsqueda de la creación de sus empresas puede ser tanto de fuera de la región, principalmente de las grandes ciudades e inclusive extranjeros, como también del propio municipio. En este último caso, esos talentos de la tierra que salen hacia las grandes ciudades en busca de oportunidades por falta de recursos y formación pueden participar en esta incubadora para hallar una salida empresarial para aquello en lo que se han formado y poder realizarlo donde viven, sin tener que irse. Y luego están los emprendedores urbanos, que lo que buscan es alejarse del estrés y los altos costes de las grandes ciudades. Cuando terminen el proceso de incubación y logren su proyecto empresarial, lo establecerán allá donde lo hayan previsto. No tiene por qué ser el pueblo donde se gestó, pero pueden darse casos de emprendedores que opten por quedarse en el municipio.
- ¿Cuánto tiempo dura la incubación empresarial?
-El programa está diseñado entre cinco y seis meses, de ahí que sean necesarios espacios para alojar a emprendedores y trabajadores durante este periodo. Pueden ser residencias de ancianos, hostales, pensiones, en fin, edificios que a causa de la despoblación no se estén utilizando.
- ¿En qué consiste, a grandes rasgos, este proceso?
-Comienza con un evento de bienvenida. Durante dos semanas la gente entra en contacto, se conocen entre ellos, así como al grupo de expertos que les va a guiar durante el proceso. Cada sede cuenta con un mentor especializado, además de tener una red de apoyo de asesores legales, fiscales y administrativos. El objetivo es que en ese tiempo se conozcan y formen equipos compenetrados para trabajar en conjunto y donde se debatan ideas. Luego se selecciona una idea y se analizan cuestiones como el mercado, los competidores, qué solución se está ofreciendo ante un problema actual, etcétera, hasta llegar al final del programa de incubación para proceder a la búsqueda de financiación si fuese necesario.
- ¿En qué medida se ve favorecido el pueblo por esta actividad empresarial durante ese tiempo?
-Además del incremento de los habitantes, el pueblo se verá beneficiado con nuevas oportunidades de negocio y empleos que puedan surgir, tal vez, a partir de la incubadora empresarial, siendo también beneficioso para los comercios o pequeñas empresas que estén en funcionamiento en el entorno. No hay que olvidar que los participantes estarán allí durante casi seis meses viviendo en la zona y generando gasto.
