Aunque cada año cuesta más animar a las nuevas generaciones a participar en las arduas tareas de deshojado y confección, la tradición de las alfombras florales resiste en Gondomar y A Guarda, que ayer sumaron cerca de 5.000 metros cuadrados de tapices en las principales calles. Tras una noche cruzando los dedos para que la lluvia no estropease su trabajo, los alfombristas pudieron lucir sus diseños ante miles de visitantes a la espera de recibir a las procesiones del Corpus.

No fueron las precipitaciones las que estropearon el trabajo en Gondomar, pero sí lo hizo un conductor con su coche. Un vehículo de alta gama irrumpió a las cuatro y media de la madrugada en el espacio acotado de la calle Elduayen y pisó el tapiz a lo largo de cien metros hasta la calle Eduardo Iglesias. Ninguno de los alfombristas resultó herido, aunque muchos de ellos increparon al piloto del coche por el estropicio, que dio la vuelta y huyó. La Policía Local de Gondomar localizaba al titular del automóvil en la tarde de ayer y lo citaba a declarar hoy mismo para determinar si abre diligencias para denunciarlo.

Finalmente, todo quedó en un susto y los vecinos lograron recomponer el diseño a tiempo y los cerca de 2.000 metros cuadrados de tapices, elaborados por diez colectivos locales, fueron contemplados por cientos de viandantes a lo largo de la mañana, que una vez más se fijaron en la laboriosidad del manto floral que cubrió la escalinata de la iglesia de San Benito.

A Guarda también perpetúa una tradición de la que se tiene constancia desde el siglo XVIII gracias al trabajo de la asociación cultural de la villa y vecinos de a localidad., que realizaron un itinerario alfombrado de 3.100 metros cuadrados de singulares y coloristas diseños.