Anna Vilarrodona es una catalana licenciada en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1991 que, desde entonces, según indica, ha llevado "una carrera peculiar". Cuando terminó la carrera estudió oposiciones para médico forense, ejerciendo dicha profesión durante ocho años. Luego cursó un máster en Medicina de Urgencias y tras ejercer un año pasó a ser coordinadora de trasplantes del Hospital Clínico de Barcelona. Una enfermedad la apartó de ese cargo y la llevó a dedicarse más al Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona, del que es directora. Desde hace cinco años preside la Asociación Española de Bancos de Tejidos (AEBT).
-¿En que situación está la investigación en el campo de los bancos de tejidos?
-El mundo de los bancos de tejidos es muy pequeño. Nos conocemos todos bastante, pero no tanto nuestros progresos. Tenemos pocos recursos y reunirnos varios días en congresos permite compartir nuestros triunfos, impresiones y tratar de poner las bases para saber por dónde tenemos que ir en los próximos años para lograr nuestros objetivos. Los esfuerzos son muchos y los recursos pocos, por lo que si logramos un avance es bueno compartirlo entre todos.
-¿Está su especialidad infravalorada?
-Si preguntas a la gente de a pie casi nadie sabe que somos los que nos encargamos de abastecer a los cirujanos de tejidos como tendones, arterias o córneas necesarios para su actividad. No diría que estamos infravalorados, sino más bien que somos los grandes desconocidos frente al trasplante de órganos.
-Creen que si fueran más conocidos se les valoraría más.
-Se sabe mucho de los órganos y su importancia. Los tejidos son como el hermano pequeño al que nadie le hace mucho caso. Creo que con las terapias celulares y los tratamientos personalizados estamos sonando un poco más y no nos ven ya tan raritos como antes.
-¿Han tenido muchos avances en los últimos años?
-Nuestro principal avance es que cada día hacemos más cosas. Antes se extraía tejido del donante e intentábamos eliminar lo que no queríamos conservar. Ahora vamos a algo más personal y que aporte valor al receptor como son los tejidos vivos. Aprovechamos mucho más lo que antes desechábamos.
-¿Hacia dónde camina su especialidad?
-Tratamos de dar cada vez más valor a tejidos que antes no lo tenían. La capacidad de convertir las células en tejidos vivos supone una propiedad que antes no existía.
-¿Se necesitan más donantes o van servidos?
-Estamos muy lejos de estar servidos. Hacen falta muchos más donantes. La prueba es que en el último mes en Cataluña se suspendieron muchas cirugías porque no teníamos córneas. En algunos tejidos tenemos más almacenado y en otros menos, pero hay que concienciarse de que se necesita más solidaridad.
-Pero en España tenemos fama de solidarios.
-El problema o la ventaja, según se mire, es que ahora la gente vive más y mejor. Eso conlleva una mayor demanda de tejidos para determinadas intervenciones. Ahora se ponen meniscos o tendones cuando antes no se ponían. El objetivo final es mejorar la calidad de vida y en ese aspecto somos fundamentales.
