Ya en el lejano 1984 dejaba claro el por entonces casi novato Neil Jordan su querencia por los cuentos oscuros con "En compañía de lobos". Sin volver a ser tan explícito como en aquella versión malévola de Caperucita Roja, Jordan sumó algunas revisiones dando un revolcón a príncipes, sapos, hadas, cenicientas y ogros. "La viuda" ("Greta") también se puede incluir en esa lista, variante bruja venenosa que le hace la vida imposible a una muchacha (sosísima Chloë Grace Moretz) que se atreve, cual Gretel del asfalto, a meterse en la boca del lobo. Por desgracia, el director de "Mona Lisa", que parecía recuperado con la estupenda "Desayuno en Plutón" en 2005 y dos años después perpetró "La extraña que hay" en ti, intenta jugar las cartas marcadas del cine de psicópata que las hace pasar brutas a una personaje aparentemente inocente, y que tuvo en los 90 su edad dorada con títulos como "De repente, un extraño", "El cabo del miedo", "La mano que mece la cuna" o "Mujer blanca soltera busca"..., hasta ir quedando reducido a telefilmes de quita y repón.

Y le da un ligerísimo barniz de autor echando mano al Haneke que indaga en soledades enfermizas y comportamientos tóxicos y al emponzoñado Paul Verhoeven de "Elle". Claro que la oscura presencia de Isabelle Huppert (un pelín pasada de rosca) no es casual.

Lo malo que es Jordan está lejos de la robustez ética y estética del primero y se queda a años luz de la mala sangre que hacía correr a borbotones el segundo. "La viuda" puede soportarse durante un primer tramo intrigante, luego empieza a acumular errores y termina siendo ridícula, salpicando incluso al actor fetiche del director, Stephen Rea.