Una jueza de Santa Cruz de Tenerife ordenó esta semana, en una decición insólita, que una perra asistiera como testigo del juicio contra su antiguo dueño, al que se le acusa de haberla arrojado a la basura dentro de una maleta. La magistrada aseguró que si decide condenar al acusado, irá a prisión aunque la condena sea inferior a dos años.