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Brais Vilasó: "La moda tiene una gran responsabilidad y poder social, pero se usa de forma equivocada"

El editor 'freelance' compostelano está afincado en Milán desde 2017 tras ocho años en París

Brais Vilasó.

Compartió uno de los sueños infantiles más universales, ser astronauta, pero la moda despertó su curiosidad -"Es ella la que te elige a ti"- y, aunque le auguraban que "moriría de hambre", Brais Vilasó (Santiago, 1989) ha desarrollado su carrera en dos de las principales capitales mundiales de esta industria, París y Milán, a la que se mudó hace dos años. Los expertos lo incluyen en la nueva generación de jóvenes profesionales españoles con mayor proyección en el exterior.

Decidió probar suerte en Francia tras formarse en el Instituto Europeo de Diseño (IED): "A mucha gente le ofrecen un trabajo al acabar los estudios y se queda, pero yo me fui a buscarme la vida. Y fue lo mejor que me pudo pasar". Empezó a trabajar en una agencia de publicidad y después en los archivos históricos de Balenciaga antes de fichar por la revista de moda internacional Numéro y, finalmente, convertirse en editor de moda freelance. "Siempre me gustó el mundo del estilismo y las revistas. Y la vida también me fue llevando por ahí. Al final, las cosas que te van pasando deciden dónde acabas", comenta.

Durante su época en París puso en marcha su propia publicación, A ssistant, junto con Xim Ramonell. Un proyecto que continuó desde Milán y al que pusieron punto y final después de cinco años. "Era muy personal y, por tanto, exigía un gran compromiso. Cometimos muchos errores y también aprendimos mucho. Lo bonito es que lo dejamos en el mejor momento. La gente piensa que todo tiene que estar mal para abandonar algo, ya sea el trabajo o una relación, pero eso es equivocado", defiende.

En la ciudad italiana, que acoge estos días su gran Semana del Diseño, Brais se siente partícipe de un "gran momento". "París no me gusta, todo es viejo, incluso cuando hacen algo nuevo. Y en Milán están pasando muchas cosas y me gusta formar parte de ello. Encaja más con mi momento actual", celebra.

También ha ganado en calidad de vida -"Es algo que forma parte de la educación de los italianos"- y niega semejanzas con los españoles: "Nada que ver. La gente de España es más relajada, para la bueno y para lo malo, y aquí hay un componente más pasional en todo que va asociado al sufrimiento. La influencia religiosa está más presente. Para ellos, lo que realmente merece la pena te hace sufrir".

El compostelano, que poco a poco va haciéndose un hueco en el mercado italiano, trabaja sobre todo para publicaciones y clientes de Francia, España y EE UU. Y uno de sus últimos proyectos ha sido para Vogue Hommes Paris.

Brais se muestra crítico con ciertos comportamientos de la industria. "Los editoriales de moda se han convertido en una manera de pagar para poder trabajar. Muchas revistas se han subido a este carro y me parece equivocado, acabarán tropezando", advierte.

Su sello personal para abordar cada proyecto pasa por "entender el pasado para pensar en el presente sin olvidar el futuro". Y reivindica el papel que la moda ha jugado a lo largo del tiempo: "No me gusta ser nostálgico ni quejarme, pero me ha tocado vivir un momento en el que no es demasiado relevante o interesante. No creo que todo esté hecho ya. La moda tiene una gran responsabilidad y poder social, pero se usa de forma equivocada. Se ha vuelto un negocio muy importante y prima el beneficio económico. Hay marcas que no respetan su herencia e identidad. He admirado a Karl Lagerfeld hasta su último día porque siempre respetó Chanel y la hizo crecer. Y este objetivo egoísta y equivocado valdría para muchas otras industrias. ¿Por qué no son ya eléctricos todos los coches?".

Frente a la banalidad que se le atribuye a la moda, Brais recuerda que "todo el mundo se viste" y elige qué ponerse o no. "La ropa puede generar odio y también efectos positivos. Lo que hizo Chanel por la mujer con sus diseños es un ejemplo, y también la moda social de Miguel Adrover", comenta.

A él le interesa explorar la masculinidad en un momento de despegue del sector de la moda para hombre: "La mujer se ha apoderado del vestuario masculino pero ves a un hombre con vestido y lo primero que piensas es que es homosexual. ¿Por qué? Si estudias la historia, los tacones fueron antes del hombre. No se trata de que ahora se pongan tacón de aguja, sino de que un padre de 40 años que va a buscar a su hijo se calce porque le apetece unos tacones adecuados en su volumen y forma. Chanel ha sacado un maquillaje para hombre y, más allá de lo superficial, las imágenes de la campaña contribuyen a que los chavales acaben normalizándolo".

En su vida personal, Brais tiene claro qué prendas elegir: "Si me gusta algo y, de repente, salgo a la calle y todo el mundo lo lleva me genera rechazo. No es que quiera ser diferente, lo importante es llevar lo que te hace feliz sin importarte lo que digan".

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