Facebook cumple mañana, lunes, 15 años convertida en un gigantesco monstruo malcriado al que resulta imposible colocar una correa. Con una rentabilidad que todavía no ha tocado techo y más seguidores año tras año, ha perdido sin embargo la batalla entre los más jóvenes, más entusiastas de la cultura del selfie y los stories que ofrecen otras redes sociales como Instagram o Snapchat. La guerra con la primera se solucionó a golpe de talonario y los instagramers pasaron a engrosar las filas del imperio californiano. La segunda rechazó venderse y obligó a la compañía del ambicioso Mark Zuckerberg a pruebas con ensayo y error que finalmente dieron sus frutos con Instagram Stories. Prácticamente solventada la competencia y con Whatsapp también en propiedad, se abría un futuro prometedor pero en el camino han aparecido muchas piedras que amenazan con tumbar al gigante.

No sería la primera vez. Antes ya cayeron otras redes sociales de éxito como Tuenti, Myspace o Hi5. Aunque ya casi nadie las recuerda. "Facebook ya sabía lo difícil que era sobrevivir porque se mueven por fenómenos absolutamente caprichosos", afirma Enrique Dans, profesor de Innovación en IE Business School.

El experto recuerda que en sus comienzos, tras ser creada por Zuckerberg en Harvard junto a Eduardo Saverin -los problemas entre ambos fueron llevados a una película, "La red social"-, Facebook estaba restringida a los universitarios de las mejores instituciones. "Su problema es que llegó ahí por una especie de accidente en la carrera de Zuckerberg, que nunca ha desarrollado ningún código ético", recalca Dans, que incluso duda que los 2.230 millones de usuarios que atestigua la red sean reales. "Es una empresa a la que le da lo mismo mentir y engañar. Luego sale disculpándose y ya está, como si no pasase nada, y luego vuelve a ocurrir", apunta el profesor, que recuerda que "todos los años hay una docena de escándalos protagonizados por Facebook: robos de datos, problemas de seguridad, lo de Cambridge Analytica...".

Las duras críticas de Dans tienen un punto de partida: el abuso de los datos de sus usuarios, su principal fuente de beneficios. "En la red social más usada somos materia prima y no hay ningún tipo de estándar ético", advierte. Contrapone esta política con la empleada por Google, por ejemplo, que también vive de los datos. "No se los da a nadie, nunca se los roban y no le va a decir a nadie dónde vivo ni mi teléfono", asegura. En Facebook, sin embargo, "vale absolutamente todo". Es una práctica más que rentable, admite Dans, pero se le puede hacer frente como usuarios. También las empresas y los políticos, regulándolo.

El experto, que confía en que Facebook tenga los días contados, defiende las redes sociales. "Generan una herramienta fantástica, pero no puede ser que el sitio donde estás compartiendo cosas te esté espiando constantemente y quiera venderte en parcelitas al mejor postor", sostiene.

"Se ha convertido en un espacio publicitario gigantesco. Como herramienta de marketing funciona bastante bien si se gestiona pero por otro lado hace lo que quiere con los datos", resume Iago Otero, presidente de Abogados Novos y coordinador de I+D en el despacho On tax&Legal. Indica que cada vez hay más pleitos por problemas iniciados en Facebook. "La gente opina mal de las empresas por cuestiones personales o venganza y en un minuto está en todas partes. Es como un bar gigantesco en el que la gente dice lo que quiere sin ningún tipo de filtro", apunta.

"Fake news"

Esa ausencia de filtros y de una lectura crítica también fomenta la proliferación de las fake news. "El uso correcto o incorrecto de cualquier herramienta no es culpa de la herramienta, sino del usuario", subraya el letrado, que advierte que la ciudadanía ya es consciente de que se venden y gestionan sus datos pero no de lo que ello supone. "Nada es gratis. Si es gratis el producto eres tú. La gente ya lo sabe pero lo ve como algo poco relevante", lamenta Otero.

La pérdida de credibilidad de Facebook, en todo caso, no es casual y responde a una estrategia orquestada desde los medios de comunicación más influyentes del mundo, que ven como la criatura de Zuckerberg y Google se enriquecen a costa de ofrecer gratis sus noticias. "El trabajo lo hacen ellos pero el beneficio se lo llevan otros, es un negocio espantoso para ellos", advierte Montse Doval, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo.

Experta en redes sociales, pone incluso fecha a esa campaña contra Facebook, tras un idilio de más de una década. "Comenzó a finales de 2016 y cogió forma en 2017 y 2018", precisa. "Es evidente que ahora hay más interés en sacar a la luz determinados temas, lo que no quiere decir que sea mentira", apuntó Doval. Desde entonces, sin ir más lejos, se conoció la filtración de datos a Cambridge Analytica y la influencia determinante en la elección como presidente de EE UU de Donald Trump y en la victoria del Brexit en Gran Bretaña.

La experta ve también debilidades en el continuo crecimiento de usuarios "Hay datos que indican que en los países ricos está perdiendo o se hace un uso menos intenso. En la Unión Europea y en Estados Unidos, por ejemplo, ya son más críticos y en este último la mitad de los adolescentes no tienen Facebook. "Puede que tenga usuarios nuevos en países no occidentales, pero eso no quiere decir que no pase nada, la publicidad no será la misma", apunta.

"Cuanto más uso hagas de la plataforma, más datos das sobre ti mismo. El uso de nuestros datos tiene unas implicaciones que no nos podemos ni imaginar. Y si a ello se suman los que se pueden comprar a los bancos y en bases de datos sanitarias...", apunta la experta, que insiste en que se diseña un perfil muy valioso para las empresas o los políticos.

Al respecto de su futuro, que algunos expertos no creen que vaya más allá de tres o cuatro años, Doval no cree que sea alto repentino. "Facebook tiene un tamaño inédito en la historia y no creo que sea un desmoronamiento de un día para otro. Como ha ocurrido antes con la televisión o la radio, aprenderemos a usarlo. Habrá quien no como hay quien ve la televisión seis horas al día", subrayó.

El publicista Pepe Fernández, por su parte, encuentra más ventajas que inconvenientes en la red social, pese a ser consciente de sus flaquezas. "Es un arma de doble filo, porque enseguida se desprestigia a una empresa, marca o una persona, pero a pesar de que yo me involucro sin reparos expresando mis ideas de cualquier naturaleza, he podido conocer a gente muy interesante de todos los segmentos ideológicos y otros que incluso me han dado trabajo", asevera.

Manipulación

Subraya, no obstante, que las redes sociales "ponen de manifiesto lo fácil que es manipular las emociones" y que también reflejan la naturaleza humana y sus enormes defectos. "Vivimos en un mundo moderno tecnológicamente pero incapacidado para asumir que cada ser es independiente en cuanto a sus ideas", remarca. "Es un aglutinante fabuloso", describe Fernández, que coincide con Otero en que el problema no está en la herramienta, sino en el uso que se hace de ella. "A mí me ha ayudado a expresarme públicamente desde un ámbito privado pero que implica a terceros, es como una especie de sueño de notoriedad y cumple una necesidad de comunicación", indica. "Todo el mundo querría su minuto de gloria o de fama, aunque fuese efímera", sostiene.