El catálogo de una gran superficie comercial incluye este año la novedad de ver los juguetes en 3D enfocando las páginas con un móvil o tableta, tras descargar una app. Después, los animales, coches o muñecas se mueven en realidad virtual sobre el papel. "Pero si yo ya no uso boli", replica el hijo a su madre, que lo invita a escribir la carta a los Reyes. No es una excepción.
El 3D ha llegado para quedarse, desde el mundo del cine, los videojuegos a las gafas de realidad virtual. También en el mundo académico. Los beneficios de su introducción en el aula han sido demostrados como método educativo para recrear en clase, por ejemplo, escenas en 360 grados que 'humanizan' la experiencia - más vivida y emocional- y mejoran el recuerdo de alumno. Pero no todo son ventajas.
El Colegio de Ópticos y optometristas de Galicia advirtió ayer mismo de que los niños menores de seis años no deberían ser expuestos al consumo de ese material audiovisual en 3D. Y de ahí a los 12, el tiempo de exposición deberá ser limitado. ¿Por qué? La razón es de naturaleza puramente física.
"El proceso de asimilar en tres dimensiones requiere que los ojos vean imágenes en dos lugares distintos al mismo tiempo, antes de que el cerebro las convierta en una sola, y a esas edades el proceso de integración binocular no está totalmente desarrollado", destaca el presidente del Colegio, Eduardo Eiroa.
El colectivo gallego que preside aprovecha estas fechas navideñas para hacer una serie de recomendaciones sobre los juguetes que deberían recibir los niños y niñas estas navidades. "Hay que apostar por juguetes adecuados a su edad y a su desarrollo que fomenten las actividades al aire libre, la coordinación ojo mano y la relación entre visión periférica y visión central", completa Eduardo Eiroa. Se refiere el experto a varios estudios realizados en Ohio (EE UU) y Australia luego, con unos 4.000 escolares, que demostraron la importancia de la luz natural en el desarrollo de la visión infantil. "Un balón o una bicicleta son mejores regalos para la vista", resume el experto.
En cuanto a los videojuegos, uno de los regalos estrella en las cartas a Papá Noel y los Reyes Magos, los ópticos optometristas confirman que, aunque sirven para ejercitar y ampliar las habilidades visuales y cerebrales, su uso no debe prolongarse durante más de 15 o 30 minutos consecutivos, y siempre en niños mayores de 12 años, ya que la utilización abusiva de este tipo de juegos puede ocasionar hábitos sedentarios. "Son juegos y juguetes que se limitan a entornos de luz artificial", añaden.
Asimismo, la acomodación de los ojos a las pantallas puede facilitar un desarrollo miópico prematuro, advierten los expertos, que además insisten en que los niños menores de seis años no deberían ser expuestos al consumo de películas y juegos en 3D. La miopía o astigmatismo precoz son algunas de las dolencias posibles. También, que la luz azul-violeta de los dispositivos electrónicos es perjudicial para el ojo infantil
Otro de los caballos de batalla del Colegio es la utilización abusiva por parte de los niños de móviles, portátiles o tablets, que puede provocar fatiga visual y que se manifiesta como irritación, enrojecimiento ocular, ardor, sequedad, picor, dolor de cabeza o cansancio por el exceso de luz azul violeta en sus pantallas, muy perjudicial para los ojos de los niños por tener su cristalino más transparente que los adultos. En este punto, los optometristas gallegos aconsejan ajustar el contraste y la luz de la pantalla a un nivel adecuado y mantener siempre una buena iluminación general de la habitación, y no a oscuras.
Eiroa hace un llamamiento a evaluar la importancia y el papel que desempeñan los juguetes en el desarrollo de la salud visual de los niños y a confirmar que sean apropiados para la edad y grado de madurez. En especial, los que incluyen lentes o espejos que pueden concentrar la luz, como lupas, telescopios, microscopios o prismáticos, ya que pueden provocar quemaduras graves en los ojos si no se utilizan de forma adecuada y bajo la supervisión de un adulto. Su cristalino aún no está desarrollado y no puede cumplir con eficacia su función de filtrar la luz.
