Renfe prevé igualar o superar a final de este año los 15,7 millones de euros destinados en 2017 a la limpieza de grafitis en sus trenes, una cifra que equivale a la compra de tres trenes de Cercanías. A esa cantidad se suman otros 10 millones de euros que la compañía destina a vigilancia y seguridad para evitar, entre otros, este tipo de actos vandálicos, con lo que la cifra anual se elevaría a 25 millones. El gerente de área de Seguridad y Autoprotección de Renfe, Domingo Corchado, ha denunciado que la compañía "no da abasto" puesto que los recursos de seguridad "tienen un límite". En lo que va de año, la operadora ferroviaria ha gastado un total de 11 millones de euros en la limpieza de grafitis de los trenes, informó ayer la compañía, que precisó que el año pasado se produjeron un 60 % más de actuaciones en toda España relacionadas con los grafitis.

Renfe estima que el incremento de acciones de este tipo siga aumentando este año y, de hecho, en los nueve primeros meses se registraron un total de 2.800 grafitis, en tanto que las pintadas en los trenes de Renfe casi se han duplicado desde 2008. Además, la operadora ha detectado que los grafiteros cada vez emplean más violencia y que en muchos casos se trata de grupos organizados, por lo que el riesgo afecta tanto al personal y vigilantes como a los usuarios.

Así, cuando las pintadas se producen en trenes en servicio, además de molestias y retrasos, Renfe sostiene que pueden causar caídas de los viajeros, puesto que los grafiteros activan los frenos de emergencia de los trenes. El coste de volver a poner en funcionamiento un vagón que ha sufrido pintadas se sitúa entre 6.000 y 10.000 euros, aseguran desde la compañía, y puede quedar sin servicio en talleres hasta su limpieza entre uno y siete días. Al respecto, recalcan que la pintura suele afectar la chapa del tren porque es ácida y de secado rápido.