Mañana clave en el interminable juicio contra el líder y varios integrantes del colectivo "Orden y Mandato San Miguel Arcángel, más conocidos como los "miguelianos". Y es que le tocaba el turno de comparecer ayer ante el tribunal en calidad de testigo a Isaac de Vega, el capellán del centro penitenciario de A Lama y antiguo asistente eclesiástico la asociación. Su testimonio se consideraba central dado que fue él quien denunció ante el Obispado las supuestas prácticas irregulares y es la persona a la que los procesados acusan de "instigar" esta investigación judicial con el objetivo de destruir la orden.

Una asociación de fieles de la que Isaac de Vega reiteró que estaba en trámites para conseguirlo, pero nunca llegó a ser una orden religiosa aprobada por la Iglesia. Señaló que tampoco a sus integrantes se les podría llamar "religiosos". De hecho, se refirió a las mujeres y hombres consagrados a título individual en la asociación como "cuasireligiosos", pero negó que fuesen "monjas o monjes".

De Vega relató todo el proceso desde como comenzó a colaborar con Orden y Mandato. Con respecto a los supuestos casos de abusos sexuales, dijo haber tenido conocimiento en diciembre de 2012 tras una reunión con un antiguo miembro de San Miguel Arcángel que se escapó y que le refirió las supuestas relaciones sexuales del líder del grupo, Miguel Rosendo, con algunas consagradas.

El sacerdote, capellán del centro penitenciario de A Lama, reconoció que "al principio" de su relación con la asociación percibió esta agrupación de fieles como algo "positivo", aunque también asume que había cosas "raras", pero señaló que mientras sus actividades no chocasen contra la doctrina de la Iglesia les animó a seguir este camino de "santidad" bajo su particular "carisma" que había construido Miguel Rosendo.

Sumisión y entrega

"Es cierto que había una sumisión y una entrega" en aquellas personas que "llamaba la atención", pero también reconoció que hacían muchas "cosas buenas" que él ahora cree que eran el "cebo" para atraer a más gente a su órbita. También reconoció haber escuchado del propio Miguel Rosendo o de miembros de la Orden relatos de prácticas similares a las de la "santería" o de hechos que se escapaban de lo natural, aunque más que "sobrenaturales, que es que se escapa de lo natural a través de Dios, yo diría que preternaturales, es decir, que se escapa de lo natural pero a través del diablo".Explicó como Miguel contó en alguna ocasión que un "ángel le rescató cuando se había lanzado de una roca al mar", su ya conocido relato de que de pequeño murió y resucitó sentándose en las "rodillas de Dios" y también como supo de rituales extraños como el de acudir de noche a una fuente con un niño y "bañarse con miel".

Negó que fuese él o la iglesia quienes promocionasen a Miguel Rosendo como "un profeta o un hombre de Dios". Isaac de Vega reconoció que, en cualquier caso, su intención siempre fue trabajar para que "Orden y Mandato fuese algo dentro de la Iglesia" y que nunca quiso destruirla, más bien "todo lo contrario". Sin embargo, señala que en diciembre de 2012 se produce un "punto y aparte" cuando Esteban R. M. y posteriormente Sandra L.M., que se habían escapado de la Orden y que hasta entonces eran personas de confianza de Miguel Rosendo, le relatan los supuestos casos de relaciones sexuales y movimientos extraños de dinero durante una reunión con él en una cafetería en Vigo: "Me doy cuenta de que Miguel tiene relaciones sexuales con varias personas" y que hay "bolsas de dinero" llegando desde Madrid. "De esa reunión salgo con una cosa clara: el obispo tenía que estar enterado de esto".

Asegura que la orden que recibió del Obispado fue que no "dijese nada" y que continuase en la Orden para atar cabos y comprobar si la versión era cierta. En estos meses habla con antiguos miembros que le relatan lo que se escuchó en boca de varios testigos. El juicio continuará hoy con la declaración, entre otros, del obispo de Tui, Luis Quintero.