Las acusaciones de pederastia en el seno de la Iglesia católica se han convertido en una tormenta que acecha cada día al papa Francisco. Los 300 casos de sacerdotes depredadores sexuales en Pensilvania (Estados Unidos) que abusaron de más de 1.000 menores son la gota que colma un vaso que ya rebosaba con otros ejemplos en Chile, Australia, Irlanda y Alemania. Mientras el Pontífice convoca una reunión histórica con los presidentes de todas las conferencias episcopales para atajar el asunto de los abusos sexuales a menores, los detractores de Bergoglio aprovechan la coyuntura para conspirar contra un Papa que también cuenta con numerosos apoyos en la Iglesia española.

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha reclamado tolerancia cero con los abusos a menores. Así lo explicitó el pasado jueves en una carta pastoral en comunión con la publicada por el Papa el pasado 20 de agosto en relación con el sufrimiento vivido por los menores víctimas de abusos sexuales. En su misiva, el arzobispo compostelano anima en primer lugar a leer la del Papa "con humildad y realismo" para así "reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos..." Monseñor Barrio conmina a todos a actuar con solidaridad con las víctimas, una actitud que "nos exige denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona, niños o adultos manteniendo siempre una tolerancia cero al respecto". Barrio alaba la "valentía evangélica" con la que el Papa está actuando y le muestra su solidaridad.

"He estado con el papa Francisco y tenía cara de tristeza, pero con una sonrisa porque cree en Dios y en los hombres". Así describe el Padre Ángel, que compartió varios encuentros esta semana con el Papa en un evento con los sacerdotes de Mensajeros de la Paz y Edad Dorada, el ánimo del sumo pontífice. El fundador de Mensajeros de la Paz se posiciona del lado de Bergoglio porque "dice las cosas claras". Para el Padre Ángel los casos de pederastia de los últimos años no se pueden negar, "es una verdad tan grande como que ha habido esclavitud y hambre en el mundo, pero creo que es cosa del pasado".

El Papa ha tomado una medida extraordinaria para atajar la crisis desatada por los casos de pederastia y ha convocado una reunión para febrero de 2019 en el Vaticano de todos los presidentes de Conferencias episcopales. El objetivo es garantizar "la protección de los menores". El Pontífice trata de zanjar un escándalo que no cesa y que se reactivasemana tras semana con revelaciones como el informe de la conferencia episcopal alemana, revelado días atrás, que cifra en 3.677 el número de menores víctimas de abusos sexuales en el país entre 1946 y 2014.

El Padre Ángel no es el único que destaca la valentía del Papa. El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, mostró en un tuit su admiración por la labor de Francisco de "mantener viva la misión de la Iglesia: dejas entrar, devuelves dignidad, eres pobre y estás con los pobres, abres los ojos, pides perdón".

Son pocas las voces que guardan silencio, máxime desde que el arzobispo Carlo Maria Viganò acusó al Papa Francisco en una carta de once páginas de encubrir los abusos sexuales al cardenal estadounidense Theodore McCarrick. "Según me dicen, la reacción de Viganò se debe a que quizás el Papa no le haya puesto en el lugar que él quería. Pero no se puede afirmar que Francisco no haya sido valiente con esto, porque lo ha sido", afirma el Padre Ángel.

Acusaciones de encubrimiento

El silencio sobre los casos de pederastia de los 34 obispos chilenos que conforman la Conferencia Episcopal en Chile les llevó en mayo a presentar su renuncia tras ser convocados al Vaticano, en un hecho sin precedentes. Constatar que el obispo de Osorno, Juan Barros Madrid, desoyó a las víctimas de abusos sexuales por parte del párroco Fernando Karadima obligó a Francisco, que en un primer momento había respaldado al prelado, a pedir disculpas públicas.

Entre 1950 y 2015, según el National Catholic Reporter, la Iglesia de Estados Unidos se gastó 3.400 millones de euros en indemnizaciones para silenciar las denuncias de las víctimas. Que todo esto haya permanecido oculto tanto tiempo demuestra una "corrupción estructural y una incapacidad de la institución para corregirse", en palabras de la David Alvargonzález, profesor de Filosofía de la Religión: "Es muy grave que una institución encubra a delincuentes sistemáticamente porque este santo ya viene rodando de muy atrás".