Álvaro Pino (Ponteareas, 1956) fue ciclista gracias a que su padrino encontró una bicicleta usada que nadie reclamó. Hacía sus pinitos en el fútbol y apuntaba a mecánico, pero el mundo de la bicicleta le hizo alcanzar la gloria en 1986, cuando se proclamó vencedor de la Vuelta a España. También corrió el Giro, el Tour, y el Mundial en ruta. Después ejerció de director deportivos en equipos como Kelme, Phonak o Xacobeo Galicia. Ahora por fin disfruta de la bicicleta e incluso se atreve como comentarista radiofónico para "vivir de otra manera" el ciclismo.

- ¿Siente nostalgia del pasado?

- Nostalgia no. Hay momentos que recuerdas cosas que te dan satisfacción. Al seguir ligado al ciclismo a través de los medios de comunicación, comentando las grandes vueltas, sí que tienes nostalgia, pero en positivo.

- ¿Y piensa que cualquier tiempo pasado, en el ciclismo, fue mejor?

- No soy de los creen eso. Diría que es diferente. A medida que pasa el tiempo se mejora en todos los sentidos, en infraestructura, en bicicletas, hoteles? En la parte deportiva también es distinto. Hoy en día hay mucho control y va todo mucho más informatizado; se mide todo, la cadencia, la potencia, los vatios? Yo creo que toda evolución es positiva y que es bueno que haya innovación y mejoras.

-- ¿Aún firma autógrafos?

- Cuando me acerco por la Vuelta o así, alguno me piden. Obviamente no la gente joven, que no saben quién eres, pero sí que me piden. A mí, personalmente, me hace ilusión.

- ¿Hay algún éxito suyo que la gente no conozca?

- Todo el mundo se queda con la Vuelta 1986, pero hay otros triunfos menos conocidos. Yo recuerdo con mucha emoción la Volta a Cataluña (1987) que gané después de una lesión, en un año que no pude correr el Tour. Antes me había ido a correr la Vuelta a Inglaterra como preparación. Fue especial por la forma en la que la gané y a quién. El día de la crono el segundo fue Miguel Indurain, cuando ya empezaba a despuntar. Esas cosas te marcan. Le gané también una etapa de alta montaña en Baqueira Beret, que fue donde me puse de líder, y él fue segundo en esa etapa. Hace poco estuvimos juntos y me lo recordó: "Me dejaste tirado en Baqueira Beret", me bromeó. Tirado tampoco le dejé, que entró a pocos segundos.

- ¿Conserva amigos del pelotón?

- Sí. A medida que va pasando el tiempo te hacen mucha ilusión los reencuentros. Cada año voy, por ejemplo, a la Clásica de Marino Lejarreta en Vilafranca y nos juntamos muchos. Hacemos contrarrelojs por equipos y después hay una comida y la tertulia es de anécdotas y de historias de hace años. Es un momento bonito.

- ¿Tour, Vuelta o Giro?

- Deportivamente hablando el Tour es la carrera más grande. En los últimos años la Vuelta está a un gran nivel, pero para los mejores equipos del mundo y para los grandes ciclistas el gran objetivo es el Tour.

- ¿Sigue saliendo en bicicleta?

- Suelo salir tres veces a la semana, entre tres y cuatro horas. Los años no perdonan, pero sí que me gusta salir y ahora ya disfruto con la bici. Antes era tu profesión y tu trabajo y cuando estabas bien o muy bien podías decir que disfrutabas, pero la mayor parte de los días eran de pasar momentos bastante críticos y difíciles.

-- ¿Y la experiencia como director deportivo?

- Ha sido muy buena, porque era lo que quería. Yo tenía claro que después de dejar el ciclismo era a lo que quería dedicarme. Tuve la ocasión de dirigir a grandísimos corredores y la verdad es que la experiencia fue extraordinaria.

- Una pena que desapareciera el Xacobeo Galicia...

- Sí, porque después de tener todo montado había mucha ilusión en los chavales jóvenes y en las categorías inferiores y todo esto se vino un poco abajo con la desaparición del equipo. Después de tres años con un proyecto ya consolidado fue un palo, sobre todo para ellos porque yo lo tenía claro de que lo iba a dejar porque estaba ya saturado, pero pensando en los chavales sí que fue decepcionante.

- ¿Sigue a los pocos que han podido continuar?

- Sí; sigo a Delio Fernández, que está en Francia; Gustavo César Veloso, en Portugal; pero creo que había un grupo de corredores jóvenes con mucha proyección que se quedaron fuera. Una pena.

- De no haber sido ciclista, ¿hubiera sido mecánico o futbolista?

- Mecánico lo fui, hasta que pasé a profesional. Era algo que me encantaba y de hecho aún me sigue gustando. El fútbol me gustaba mucho, jugaba de defensa, pero dedicarme a eso iba a ser más complicado.

- Reixa hizo famosa una canción en la que insistía que se había comprado una 'Vespino'.

- No era cierto. Y no tuve nunca moto, además. Y eso que es una cosa que me gusta. Pero primero no te dejaban cuando eras profesional. Y, después, cuando lo dejé la verdad es que sí que la quería, pero entre mis hijos y mi mujer, me convencieron y me quedé sin la moto.

- ¿Sigue colaborando con Discamino?

- Suelo ir con ellos dos veces a la semana, a veces tres. Cuando tengo tiempo sí que disfrutamos juntos. El año pasado hice el camino en septiembre desde Roncesvalles, tres etapas. Fue una experiencia extraordinaria y espero repetir.