El cirujano Pedro Cavadas operó de la columna y la pelvis a un joven guatemalteco que quedó tetrapléjico a los 9 años por una bala perdida y que, según el propio médico, estaba "partido en dos".

Ahora, Wilmer Arias, de 28 años, es capaz de sentarse sin sentir dolor, algo que el paciente, sometido a dos intervenciones para reconstruir la separación completa de la columna y la pelvis, califica de "increíble", después de años postrado.

El joven explicó que recibió el impacto de bala en 1999 cuando estaba jugando cerca de la casa de sus abuelos, con los que vivía, y estuvo dos meses y medio en coma y, al no moverse durante ese tiempo, le salieron varías úlceras y todas cerraron menos la del sacro, "que se complicó".

En 2015 le indicaron que tenía que dejar el trabajo y los estudios y se pasó casi dos años tumbado y con dolores. Cuando le comunicaron que no tenía posibilidad de operarse ni en su país ni en Estados Unidos, perdió la esperanza hasta que una enfermera española, Maite, le habló del doctor Cavadas y quiso "intentarlo otra vez, al menos para curar la úlcera y acabar con los dolores".

La llegada a España

Ya en España, se programó una doble intervención: una para limpiar la zona afectada y colocar un fijador externo entre ambas partes, y otra, que se prolongó ocho horas, para unir la columna vertebral a la pelvis mediante una transferencia de huesos (peroné) y piel de la pierna.

Cavadas y el joven comparecieron en el Hospital de Manises (Valencia) para explicar los detalles de su caso.

"Han sido tres meses de camino difícil y doloroso. El doctor no se rindió y yo tampoco, porque tengo ganas de seguir viviendo y hacer grandes cosas", explicó Arias, que deberá usar un corsé seis meses y luego quiere retomar sus estudios, hacer un máster en Tecnología Digital, introducirse en el mundo de la Bolsa y, además, "ayudar a quien lo necesite para devolver lo que han hecho por mí".

Cavadas valoró la actitud del joven, que aguantó sin quejarse las "diabluras" que le hizo durante el posoperatorio, y aseguró que en este caso han intervenido la medicina y la cooperación humanitaria "en estado puro": el resultado "ha merecido la pena".

El joven ya pudo disfrutar de la playa, donde no iba desde 2004, ya que era algo que hasta ahora le impedían los dolores. "Esto es increíble", reiteró el joven guatemalteco Wilmer Arias, que dentro de unos días ya podrá volver a su país a hacer una vida "más normal".