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David Neira Vence: "Vuelo bajo y sueño alto"

Presenta su segunda novela "363 TQ", de corte romántico, hoy en la Feria del Libro de Vigo

David Neira, con su segunda obra.

David Neira Vence (Pontevedra, 1978) se define como eterno aprendiz de humano, pero si algo derrocha su nueva obra "363 TQ" (Letrame Grupo Editorial) es humanidad. Su segundo trabajo en menos de diez meses llegó tras "La travesía del Fénix" (Círculo Rojo) y después de abandonar la automoción para centrar su mirada a fondo en las letras. Hoy (21.15 horas) y en compañía del médico y escritor Gabriel Romero de Ávila, presenta esta novela en la Feria del Libro de Vigo.

-¿Cómo nace este libro?

-Lo mío es la novela y, aunque traté de recopilar una serie de relatos que había hecho hace tiempo, no estaba satisfecho con el resultado. Pensé en un formato epistolar y me imaginé una historia romántica... Y, en un momento de la novela, le introduje al personaje algo que me había pasado a mi en la vida real. De pronto, aquello se abrió como los pétalos de una rosa.

-¿Se considera aún un soñador?

-Cada vez que alguien me da las gracias por lo que escribo, se las devuelvo porque yo soy lector y esto es un círculo cerrado. Luego de lo que fue "La travesía del Fénix" descubrí que la palabra sueño tenía otro precio, que dejé de proyectar. Cuando me senté a considerar esto en serio, descubrí que el sueño en sí es seguir pese a todo; superar las presiones externas, el tiempo... Al final, parece que todo se disfraza de excusas para ir postergando los sueños porque nos parecen inalcanzable. Y descubrí que si haces un trabajo con pasión, sale bien y realmente la gente lo recibe. Así que el sueño en realidad es el trabajo. Ahora vuelo muy bajo y sueño muy alto. Porque dejé de mirar todo este mundo con admiración desmesurada por la figura del escritor.

-Se sitúa en un punto personal distinto al de la primera novela.

-Lo bueno de pasar baches es no quedarse paralizado en ese momento. Creo que cuantas más lecciones aprendas, mejores textos escribes porque tienes más máximas que mostrar a la gente. Personajes vacíos y locos hay muchos, pero los que me gustan a mí, como en este caso la periodista Marie, son los que dejan huella. En Fénix fue como si regurgitara cosas que me habían sucedido. Ahora ya son como cicatrices o tatuajes en la piel.

-La nueva novela se ubica en la redacción de un periódico, ¿podría avanzar la trama sin caer en 'spoilers'?

-En París, la periodista Marie acepta que la reubiquen a "Cartas al director", en lugar de un despido. Eso arranca la primera postilla de una herida que trataba de soportar, una vida monótona y aburrida. Sin querer, lo que sucede en su nueva sección (una carta de amor de alguien anónimo que llega cada día), le devolverá ese reflejo de lo que es en realidad: una reportera de vocación. Ella las convertirá en algo excepcional que todo Paris esperará ansioso por leer. Hay dos historias paralelas, la de Marie que conduce la novela y la destinataria de las cartas. Una descubre su amor propio y la otra, un amor extraordinario que desconocía. Hay quien ha encontrado el lado romántico y quien halla el lado más erótico y del sexo. Se describe con poesía, pero es explícito.

-Haber tenido el ejemplo del periodista Ánxel Vence cerca de su vida, ¿ha ayudado recrear esta historia?.

-Hay cosas en mi vida que he querido ser: periodista fue la primera de ellas y también creo que porque tenía el ejemplo cerca. Pero muchas amigas y personas que conozco se ven reflejadas en la protagonista, porque es una persona que toma sus propias decisiones...

-¿Por qué ha decidido autoeditar sus obras?

-Ahora mismo el mundo editorial es complejísimo, empezando por la criba de una obra, que pasa por la primera página. A mí me gusta aprovechar al máximo el tiempo; así que, si creo en un trabajo, prefiero que no lo juzguen otros y no esperar. Con mi primera obra, que es una especie de puzzle de montaje, puse a prueba mi estilo. Y descubrí que tengo un público fiel. Para mí es muy sano estar en contacto con ellos y, aunque pretendo estar algún día en una editorial, la autoedición me permite desarrollarme en otros aspectos creativos.

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