"El maltrato es solo la punta del iceberg, cuando empieza una situación de maltrato en una familia siempre viene de atrás. No es algo que suceda de un día para otro. Existen unos factores de riesgo que pueden desencadenar una futura violencia familiar. No es que si existen vaya a darse esta violencia, pero son predisponentes para ella", afirmó María Ferrero en su conferencia en el Club FARO.

"Hemos pasado de que nos educasen desde el miedo a querer ser amigos de nuestros hijos. La familia no es una democracia, es una jerarquía: los padres están arriba y tienen la autoridad y el deber, y los niños están abajo y tienen que acatar la responsabilidad de sus actos", manifestó.

Entre esos factores de riesgo, Ferreiro incluyó el "temperamento difícil", que determina solo en parte la manera de comportarse de los menores puesto que este estilo de comportamiento está mediatizado por los padres por la manera que estos tengan de gestionar las exigencias, rabietas y negativas de sus hijos. A esto es a lo que llamó "pautas de crianza de los padres".

"A medida que los hijos crecen es primordial y tarea de los padres enseñar a los hijos a tolerar la frustración a través de la imposición de normas y de no satisfacer todos sus deseos. Hay que enseñarles a entender que no se puede tener todo", prosiguió, pues la baja tolerancia a la frustración es un problema frecuente en la actualidad.

El "autocontrol" es otra pieza clave, pues Ferreiro apuntó que esto se aprende por imitación de la conducta, sobre todo, de los progenitores.

Ferreiro también alertó sobre la "sobreprotección". "Las personas sobreprotegidas desde pequeñas tienen baja autoestima, toleran mal la frustración, se mueven por impulsos, buscan satisfacciones inmediatas, no terminan actividades que contienen esfuerzo y no se responsabilizan de sus actos", explicó.

Otro factor de riesgo es la "permisividad" por parte de los padres. Así, los menores son "incapaces de poner límites" y los padres "consiguen que sus hijos se críen con un egoísmo absoluto".

Una "baja capacidad de empatía" también es preocupante. "La empatía es educable. Pero para eso tenemos que enseñarla, sino solos no la van a aprender. Y es realmente importante para ser adaptativos en esta vida, para no culpabilizarnos, para tomarnos las situaciones como algo natural", señaló.

Ferreiro habló del " locus de control externo" o ausencia de responsabilidad, que es la dificultad para asumir la responsabilidad de tus acciones. "Cuando tenemos un locus de control interno sabemos que la responsabilidad de las consecuencias de nuestras acciones es nuestra, así les enseñamos a madurar", dijo.

A mayores, destacó la "socialización" como parte esencial de la educación de los hijos. "Todos lo hemos aprendido y debemos enseñarlo", aseveró.

Licenciada en psicología y psicopedagogía por la Universidad Pontificia de Salamanca y experta en trastornos de la conducta. Ferreiro ha colaborado con diferentes organizaciones no gubernamentales, como son Cruz Roja y la Fundación Josep Carreras. Actualmente dirige el Instituto de Tratamiento de la Conducta de Vigo. "Desde la cuna tenemos que enseñarles todo esto a nuestros hijos, el bebé llora para que vayas. Y es difícil, nos va a costar pero tenemos que evitar en la medida de lo posible estos factores de riesgo", aseguró.

"Lo que no queremos es que la violencia filo-parental sea un problema que se esconde por vergüenza, como ocurría hace 20 años con la violencia machista", manifestó Ferreiro. La especialista en violencia filo-parental estuvo acompañada ayer en el Club FARO por el abogado José Luis Pena, quien enfatizó que las terapias tienen que evolucionar porque los adolescentes de hoy no son como los de antes.

"La frialdad de las cifras nos arrojan a un ambiente bastante caldeado. La realidad es que según los datos que nos proporciona la Fundación Amigo, interpretando el último informe que se conoce de la Fiscalía General del Estado, en España se están denunciando actualmente 13 casos diarios. Hablamos de una ratio de 1.700 denuncias al año de padres que sostienen que sus hijos les agreden, no es un problema puntual", describió el abogado vigués.

"En Galicia, en el año 2016, se denunciaron 258 casos. Pero lo que les llama la atención a los expertos que analizan los datos es que empieza a haber casos de violencia machista por parte de hijos menores de edad. Se habla de que estamos ante un problema porque lo que llega al jugado es lo mínimo", agregó Pena.