Una de las propuestas de este otoño es el curso de cine, que transcurre del 19 de octubre al 26 de abril, impartido por el crítico y docente cinematográfico José Manuel López. Lleva por título Los amores difíciles. Recorrido sensorial por un cine a flor de piel. Abierto a todos los amantes del cine, invita también a los seriéfilos, para que puedan descubrir la fuente de la que beben.

-¿De qué amores hablará?

-Va referido a las películas que a lo largo de la historia del cine han puesto los cuerpos en primer plano y han practicado un cine de lo carnal, de las pasiones. Es una especie de recorrido (imposible) partiendo de esa premisa: el amor como tema universal. Es el centro de muchas películas y no solo en el cine de Hollywood, incluso en el experimental o de autor. Vamos a intentar rastrear esa atracción por las historias de amor, recorriendo desde el cine clásico hasta películas de ayer. Vamos a saltar también entre EE UU, Europa y Oriente y, sobre todo, por las historias en las que el amor mueve a los personajes. Lo de difíciles es porque a partir de la modernidad el final feliz dejó de ser el final esperable, el cine moderno puso la pareja en crisis como eje de relato.

-El amor ha sufrido una evolución en su visualización por el paso del tiempo. ¿Varía también según el género?

-Lo que me ha parecido interesante de este curso es que el amor está siempre presente de alguna manera en el cine. Y no estamos hablando solo del amor romántico, sino también del fraternal o por una ciudad, por ejemplo, como el caso de varios autores asiáticos que siempre ruedan en las mismas ciudades. También un amor por el propio cine, así que hablaremos también de directores, actores e incluso de parejas de directores y actores. Me interesaba mucho ver el paralelismo de la vida de las personas y las ficciones que crean.

-¿Algún requisito especial para los asistentes al curso?

-No, de hecho lo bueno de un sitio como el Marco es que tenemos una variedad de público amplia: chicos que estudian algún ciclo artístico, personas jubiladas cinéfilas, profesores universitarios y de instituto, estudiantes de cine... La premisa es hacerlo lo más atractivo posible para todos los públicos.

-¿Hay mucho cinéfilo en Vigo?

-La verdad es que sí y cada vez más. Ahora tenemos un momento muy interesante porque se está gestando un master de cine y artes visuales, nosotros llevamos seis ediciones de este curso del Marco, tenemos los cines Norte que apuestan por lo alternativo... Creo que en Vigo, a pesar de que a veces se dice que no le interesa el arte, hay una cantera de cinéfilos muy interesante.

-¿Y Vigo se presta a ser entorno y plató de cine?

-Desde luego. A nivel gallego, tenemos un panorama vibrante en el cine. Ayer estuvo Oliver Laxe aquí y ahora está rodando en Galicia; en Vigo también tenemos a Xisela Franco, directora del máster de cine, cantidad de actores y actrices jóvenes. A nivel ciudad, Vigo tiene unas grandísimas posibilidades por su variedad en el entorno y como ciudad en sí misma también.

-Sin embargo no se ha escogido muchas veces como plató.

-Quizá haga falta, no solo para que sea plató sino también para que este caldo de cultivo del arte en general vaya adelante, un apoyo institucional de verdad. Otras ciudades gallegas tienen su film comision y ofertan esas ciudades como plató. Falta que las instituciones se crean que Vigo puede generar un verdadero movimiento de actores, actrices y artistas en general.