Ignacio Pérez ha sido presidente del Círculo Mercantil desde 2011 a 2015, y lleva ocho años a cargo de la Fundación Coral Casablanca, la más antigua de Vigo. Su nombre se debe a haber nacido en ese barrio, en la iglesia de los Capuchinos. En sus inicios era un coro parroquial, hoy se ha convertido en una gran agrupación que mueve a más de 500 personas.

En cuanto a su verano favorito, el presidente de la agrupación escoge 1988, cuando comenzó a desarrollar una vida independiente, propia. Ese verano se hizo mayor. Tenía los 17 y estaba cursando sus estudios en el Coia 2, que tenía fama de instituto 'guerrilleiro', lo cual, según Pérez, era una leyenda como otra cualquiera. Esta es la época de las manifestaciones estudiantiles, para que eliminaran Selectividad o pedir una tarjeta Vitrasa a un precio asequible. "Por aquel entonces, si mal no recuerdo, comprabas los tickets para el bus en los estancos, eran pequeños y azules, todo muy tradicional" ,declara Pérez.

Ese mismo año en Vigo, un gran incendio destrozó el cine Fraga, se derrumbó el muro del Colegio Labor y Fernández Santomé, más conocido como 'Quinocho', fue asesinado por dos atracadores en el Estadio de Balaídos. El funeral fue multitudinario.

Pero para Ignacio Pérez, el mayor recuerdo de aquel verano es el de empezar a tener libertad.

Los estudiantes de tercero de BUP de su instituto hicieron una excursión al Algarve portugués. No habían organizado ninguna otra expedición antes, ni hubo después. El viaje les supuso toda la noche en autobús, desde las 7 de la tarde hasta las 10 de la mañana del día siguiente. Nunca había salido de esa manera, y ahora viajaba con los amigos del instituto, con la posibilidad de hacer lo que les diera la gana.

Eran ciento y pico alumnos para dos profesores "que hicieron todo lo que pudieron". En cada apartamento dormían 6 o 7 adolescentes. Fueron a la discoteca, al parque acuático (antes no sabían ni lo que era), y por supuesto a la playa.

Se puso de moda entre ellos jugar a la ouija, con los consiguientes sustos, y quien después gritaba la presencia de espíritus en su apartamento. "Nando era el experto espiritista, utilizábamos un vaso, letras y un papelito, muy sencillo. Y yo creo que el vaso no lo movía nadie", asegura Ignacio Pérez.

A la vuelta de su excursión, pasó el resto del verano en la ciudad deportiva del Mercantil. "Por aquel entonces, además de este centro, la playa y el Náutico, no había mucho más que hacer en Vigo, era una época completamente distinta, con menos posibilidades pero en un ambiente muy divertido, en medio de la Movida. Los eslóganes decían que Madrid se escribía con V de Vigo, y Vigo con M de Madrid. La calle de los vinos estaba siempre llena", remora el presidente de la Fundación Coral Casablanca.

"El Mercantil tenía miles y miles de socios, muchas pandillas. Jugaban al fútbol, al tenis? Yo practicaba este último deporte junto a Carlos, que sigue siendo mi amigo aunque entonces no tuviera muy buen perder", bromea Pérez.

Con el paso del tiempo, fue dos veces más al Algarve, y por supuesto continuó acudiendo al Mercantil, donde terminó por convertirse en su presidente. Ahora los niños no guardan tanta afición por ese modelo de ocio, y no se ve tal número de pandillas. "Uno se da cuenta de que se hace mayor cuando no entiendes cómo se divierten los que vienen detrás tuya", reconoce.

Recuerda Castrelos a reventar cuando tocaba Siniestro, como si fuera un partido del Celta, lleno de banderas de un Vigo que estaba de moda. Fue un verano que le marcó:"Sigo teniendo contacto con la gente con la que marché de excursión, pero no con los espíritus (soy consciente de que hay cosas con las que es mejor no jugar) ni el tenis (ya se va haciendo cuesta arriba), mejor si acaso el pádel".

El Mercantil es una parte muy importante de su vida. "Allí conocí a mi primera novia. Cada uno fue por su lado pero no para siempre: luego nos reencontramos y hoy es mi pareja. Además, mi madre había sido la primera mujer directiva del centro", declara Pérez.

Su madre, además, estaba enamorada de la Coral Casablanca, que de 1966 a 2011 estuvo integrada en el Círculo Mercantil. Entonces se desligaron, pero la Coral sigue ensayando en sus instalaciones.

Cuando Pérez comenzó a participar en la gestión del Mercantil en 2007, de la Coral solo conocía la pasión que procesaba por ella su madre. Incluso reconoce que le daba "pereza". Pero el primer concierto fue amor a primera vista. "Superé el prejuicio de que fueran música de 'gente mayor', y me sigue encantando. Son180 personas en un escenario, que interpretan repertorios pop, de cine, operístico? Me produce un orgullo terrible. Hay gente en la Coral que empezó de niño y continúan en ella más de medio siglo después, y sus hijos en el Coro-peque (de 3 a 12 años) o el juvenil (de 12 a 21).Es una agrupación que, más allá de su calidad, cuenta con la facultad de emocionar a la gente en sus conciertos", concluye.

Y añade: "Podría no acudir a todos los conciertos, pero lo hago por puro disfrute. Sin duda ninguna, el mejor fue el de Castrelos de este año, y no por ser el más reciente. Cuando estaba empezando, comenzó a llover, y continuó con pequeños parones durante todo el recital. Como la gente estaba a la lluvia, se realizó todo el concierto de carrerilla. No me quiero ni imaginar el desgaste de los músicos, pero se consiguió una comunión con el público espectacular, provocando que el concierto continuase después del Himno gallego, con el cual suelen cerrar. La lluvia al final fue un aliado más, no perjudicó".

Este año es el 60 aniversario de la Coral Casablanca, y el 7 de octubre se celebrará con un concierto especial al que están invitados Antón Reixa, Miguel Costas (uno de los fundadores de Siniestro Total), el vocalista de The Refrescos (su mayor éxito, 'Aquí no hay playa'), el dúo Cómplices?

"La Coral Casablanca me aporta una satisfacción que no se puede entender sin escucharla. Cada vez que asisto a un concierto me acuerdo un poco más de mi madre, Mariví Amoedo, que en 2011 se convirtió en Componente de Honor", finaliza.