Su introducción es mero protocolo, porque se trata de una de nuestras figuras públicas de mayor relieve. Xosé Ramón Gayoso ya estaba en la Televisión de Galicia durante su inauguración en 1985, y presenta su programa más emblemático, el Luar, desde hace 25 años, cuando Fermín Cacho o Miriam Blasco consiguieron la medalla de Oro en los JJOO de Barcelona 92.

Hemos charlado con él sobre cuál podría ser su verano favorito. Ha sido difícil de encontrar, pero ha merecido la pena, puesto que en la búsqueda, poco a poco, se ha ido dibujando el perfil de un hombre cercano, humilde y familiar: "Tengo que decir que soy más de invierno que de verano, aunque recuerde grandes momentos de mi infancia en la playa de Riazor, con mis hermano. Éramos una familia coruñesa modesta, de clase media. Los domingos íbamos a Santa Cristina, un poco más alejada. Mi madre me decía que era una croqueta, porque solo hacía rebozarme en la arena", recuerda el conductor de Luar.

Su padre es de Lugo. Allí, la familia de Gayoso posee una casa muy bonita, según sus propias palabras, con una huerta para la economía doméstica.En verano, pasaban los fines de semana en contacto con la naturaleza, rodeados de vacas, gallinas y conejos. Es una casa de labranza pequeña, donde vivían primos y primas, un lugar distinto a la ciudad. Pasó el tiempo y con él Gayoso se fue haciendo más 'invernero':"soy gallego por los cuatro costados, ni mucho frío ni mucho calor, no necesito la playa en verano. Hay muchas cosas que hacer, lugares maravillosos que descubrir, actividades culturales, música. Hemos sido educados hacia la playa, pero no tengo la sensación de que sea obligatoria para pasar un buen verano. Y no, no la odio, porque yo no odio nada", sentencia.

El verano es, afirma Gayoso,una estación esencial para descansar del trabajo. "Puede que el mío no conlleve picar piedra, pero también exige mentalmente, y mi cabeciña necesita relajarse. En vacaciones me hace falta todo, pero nada es indispensable. Será por distraerte, con todas las opciones que tenemos en esta sociedad. Tienes miles de ventanas abiertas al mundo ya desde tu propia casa, tu habitación. Me encanta pasear al perro, ir al teatro o al cine".

Y reflexiona: "Buscamos la felicidad, pero en su forma plena está entre los meses de vida y los 9 años, luego todos añoramos. Esa época ha pasado y buscamos una nueva felicidad, o algo parecido a estar con papá y mamá, sin necesitar más. Yo tengo una hija y viví en su infancia los recuerdos de la mía, entonces retorné a la felicidad. Así que podría elegir esos veranos de los 90, cuando mi hija es pequeña y yo, de repente, soy niño todavía. Del resto, soy una persona muy normal, así que no tengo ningún verano en especial".

Pero Gayoso, en su humildad, escondía cosas. Que grabó durante la transición española un disco con Álvaro Someso, 'Choca esos cinco'. Que hubo una parte de su vida en la que entró en contacto con el atletismo, convirtiéndose en campeón de España juvenil de lanzamiento de martillo. "De esos años no recuerdo más que las pistas de Riazor, y que estaba como un toro", rememora el presentador. Con los años, ya no había tanto tiempo y sus padres le avisaron: "de la bolita no vas a vivir".

"A mí el deporte me fascina, ningún día iba a disgusto. Desarrolla muchas cualidades, espíritu de esfuerzo. Ser competitivo contigo mismo, no con los demás. Cuando ganabas pero no mejorabas tu marca, la sensación era agridulce, no te superaste. Qué bonito el día cuando lanzabas más lejos que nunca, aunque quedaras cuarto. Total, siempre habrá alguien mejor que tú", razona Gayoso.

"A base de esfuerzo, todo se consigue. Quizás el hándicap era que no aprendí demasiado a trabajar en equipo, y luego me costó al entrar en la vida laboral. Aunque claro que había compañerismo. De todos modos, el esfuerzo siempre era tuyo, tú trabajabas duro. Los demás pueden tirar de ti en una serie, arroparte, animarte o taparte, pero eres tú el que empuja hacia delante", concluye.

"El atletismo me dio muchos galones para la vida. Y todavía me encanta subir el monte, o correr por la playa. Aunque me gusten las pachangas con los amigos, sigo prefiriendo el deporte individual. Aún veo retransmisiones de atletismo, cuando tengo tiempo, y me evocan una parte muy importante de mi vida, mi juventud", celebra.

Los suyos fueron dos años consecutivos en lo más alto del pódiumespañol, como el mejor lanzador de martillo entre los 15 y los 16 años. No llegó de la nada."Yo machacaba mucho, era un atleta muy implicado. Estudiaba en la ya desaparecida academia Galicia, que organizaba actividades extraescolares en Riazor. Íbamos todos los colegios de A Coruña a los campeonatos escolares". A los 12 años, el presentador descubre un nuevo mundo fascinante para él. Luego se federó, entrando a las filas del Club Atletismo Coruñés. Hasta los 18 años fue todos los días a Riazor, no descansaba ni un día y solo fallaba por catarros o lesiones, incluidos fines de semana, fiestas y festivos. No había vacaciones. Tampoco descansaban sus compañeros, una docena de lanzadores de martillo, jabalina y disco. Gayoso, al no celebrarse su prueba en pista cubierta, se pasaba los veranos compitiendo. "Si éramos los número uno no era porque fuéramos mejores, sino por lo mucho que entrenábamos". Su hermano, Juan Bautista, fue campeón de España juvenil, junior y militar (cuando la mili todavía era obligatoria) en la misma prueba. Con la llegada de la Universidad, Gayoso seguía entrenando, pero el nivel de exigencia era muy alto, así que se tuvo que pasar al deporte de mantenimiento. Actualmente, continúa corriendo.

En 1973 fueron internacionales con la selección española los dos hermanos Gayoso a la vez, en la categoría juvenil (Juan Bautista es un año mayor, y ese año coincidieron en categoría y prueba). Compitieron al norte de París, en los juegos de la FISEC (Federación Internacional Deportiva de Enseñanza Católica). Su hermano ganó el campeonato, él quedó tercero, compartiendo los pódiums. Se metió un irlandés por medio.

Después empezó una etapa más seria. Llegaron los 25 años y la necesidad de buscar un sitio en la vida. El conductor de Luar afirma que las nuevas etapas también fueron estupendas, porque fue muy afortunado. "Mi vida es toda verano. Esa época del año está muy mitificada, y yo tengo que dar las gracias: un trabajo genial, con la gente; unos padres que aún vivien, un hermano a quien adoro y quiero mucho, mi familia?Mi vida es un verano maravilloso".