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Jorge Mira: "El verano que Hawking visitó Galicia y vio el mar en Fisterra"

Mira preparó al milímetro la estancia del célebre físico en 2008: "Disfrutó del océano a sus pies, como si escapara de la cárcel de su cuerpo"

El divulgador científico Jorge Mira, con el célebre físico Stephen Hawking, el verano en que visitó Galicia. // FdV

No solo conoció a Hawking, uno de los científicos más reputados e interesantes del panorama actual, sino que preparó su visita a Galicia y le acompañó durante siete días, durante los que el británico se conmovió con el 'botafumeiro' o la inmensidad del océano avistado desde el faro de Fisterra. Ese verano ha dejado una muesca en el recuerdo del físico e investigador gallego Jorge Mira (Baio, A Coruña, 1968). Por eso, el de 2008 fue el verano más singular de su vida. "Su contribución científica, especialmente la de los años 60 y 70 es brillante; Stephen Hawking es el físico más famoso del mundo", reconoce admirado Jorge Mira "para mí fue impactante conocerlo y hubo momentos inolvidables".

Mira ocupó prácticamente toda la época estival ese año en preparar la visita de Hawking, que aceptó desplazarse -rechazaba casi todas las invitaciones- para recoger en Santiago el premio Internacional Fonseca de Comunicación de Ciencia. Un galardón creado en el seno del programa Conciencia y que también coordina Jorge Mira. "Éramos conscientes de que es un icono mundial y también, de que su situación física extrema [Stephen Hawking padece ELA] requiere de muchos cuidados". El desplazamiento de Hawking requirió movilizar a un equipo de ocho personas que siempre le acompañan, entre ellas cinco enfermeros, la jefa de grupo y su propia hija. Pero eso no es todo: "Había detalles curiosísimos: su silla de ruedas, con un ordenador y sintetizador de voz, pesaba unos cien kilos". Las barreras arquitectónicas fueron otro caballo de batalla con el que el físico gallego tuvo que lidiar.

En la práctica y luego de muchos escollos que salvar, Hawking presentó su libro, recogió el Premio Fonseca, realizó un tramo del camino de Santiago para acabar en el Obradoiro, pero también pudo ver el Atlántico o probar los percebes. Todo, en medio de un verano en el que Jorge Mira se hallaba inmerso en la grabación del programa de la TVG "Cifras y Letras" y también "en un momento álgido del programa CienciaNosa", reconoce, y en el que hizo -por ejemplo- el pregón de la Festa de la patata de Coristanco. Una actividad frenética que también le robó al famoso divulgador gallego algunos kilos. "Era raro, porque a veces estaba en el plató grabando por la mañana y luego, por la tarde iba a la playa o preparaba el recorrido de Hawking", reconoce. "Estaba con la cabeza en varios sitios y fue un verano loco; aunque me ayudó mucha gente como el físico Edelstein y un equipo de la Universidad".

Con tales condicionantes, para Hawking no era apto cualquier hotel y en el que finalmente se alojó el físico hubo que derribar un tabique de la décima planta, en la entrada de Santiago. Allí se alojó todo su 'séquito', en una planta privada. Al final, también en dicho hotel ha quedado constancia de la visita del célebre científico: la habitación en la que se alojó, llamada entonces Luciano Pavarotti, se ha convertido tras las obras y su estancia, en la suite Hawking. Sin imaginárselo entonces, esa habitación sería lugar de peregrinaje durante la estancia del físico, de personas aquejadas también de ELA, en busca de una conversación con el científico.

En cada uno de los lugares a los que acudía el físico, había que habilitar una habitación privada en la que dar los medicamentos que requería. Algunos fueron habilitados 'ad hoc', explica Jorge Mira, que tuvo que desplegar sus dotes de persuasión y convicción para que todos los establecimientos por los que pasara el físico inglés fueran accesibles. Entre otros actos, el autor de "Breve historia del tiempo" presentó su último trabajo en España con su hija.

"La primera parte de mi verano consistió en revisar ese tipo de detalles, también en buscar y elegir el transporte, aunque finalmente contratamos una furgoneta adaptada", reconoce Mira, que contó con la jefa de equipo de Hawking para limar un universo de pequeños detalles a dos meses vista. "El principio de aquel verano fue bonito, porque hicimos un tour distinto al turístico por Santiago, en el que vimos la cara oculta de los negocios, la parte menos visible".

Sin ir más lejos, el recorrido del camino de Santiago que luego describiría el científico británico, fue ensayado en multitud de ocasiones para identificar cualquier tipo de detalle dificultoso.

A tanto esfuerzo organizativo se sumó un amplio éxito de convocatoria y finalmente, llegado el día, se tradujo en el lleno del Palacio de Congresos de Santiago, en el que dispusieron una pantalla en el hall, también a reventar. También vivió un baño de multitudes la presentación previa del libro de Hawking en el IES Rosalía de Castro. "Todos los actos fueron un reventón completo", resume Mira. También hubo un encuentro con alumnado de Secundaria y con estudiantes de Física de Santiago.

Pero la visita, de domingo a domingo, vivió algo más que actos académicos. De esas experiencias, Jorge Mira recuerda hoy que al célebre científico le encantan los percebes, que come muchos kiwis y plátanos y quizás, intuye alguna de las emociones sentidas por una lúcida mente, atrapada en un cuerpo doblado por la esclerosis. "Le encantó Fisterra, se quedó con la inmensidad del Cabo y hubo un momento en el que vi que estaba contentísimo. Luego pensé que Hawking siempre está rodeado de cámaras, laboratorios, gente... Y que ver a sus pies todo ese espacio libre, le gustó porque le dejó escaparse de la cárcel de su cuerpo", valora. "Él se quedó encantado y, de hecho, recomienda Galicia como destino turístico y ya ha regresado en más ocasiones".

Pero también ha quedado constancia de la huella de emoción que supuso a Hawking su estancia en el rincón oeste de la Península. El renombrado científico invitó a Jorge Mira a su cumpleaños en el Trinity College de Cambridge, en 2012. "Éramos solo 200 personas, entre ellas el actor Daniel Craig o el magnate Richard Branson". Del mismo modo, Hawking hace constar en su web, al lado de solo otros cuatro reconocimientos -alguno de ellos dotado con tres millones de dólares-, el Premio Fonseca. Pero el agradecimiento es de ida y vuelta: recientemente acaba de inaugurarse la plaza Stephen Hawking en la explanada de Fisterra que da acceso al faro. Es la única en España que lleva su nombre. Jorge Mira reconoce, no obstante: "es mi etapa preferida del año; me encanta el calor, la playa, el sol... y todo lo que significa el verano, mi estación favorita".

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