Decía Volt aire: "La especie humana es la única que sabe que ha de morir, y lo sabe solo por la experiencia". La muerte es un proceso inevitable, el desenlace de la propia vida y, sin embargo, es un tema vetado en la mayoría de las familias, especialmente con los niños, como si ignorándola la espantáramos.

"Deberíamos ser conscientes de que hablar de la muerte no la provoca y que solo hablando de ella podemos vencer ese tabú en que se ha convertido. Cuanto más la entendamos, mejor viviremos la vida", afirma Pilar Rey Suárez, diplomada en trabajo social y especialista en duelo, que explicará cómo gestionar la muerte de un ser querido con los niños y adolescentes en la conferencia que organiza la ONG gallega de ayuda a la adopción Manaia y que se celebrará mañana (11.30 horas) en la Sala Valdecorvos de Pontevedra.

Rey se formó en acompañamiento en el duelo en el Instituto de Psicoterapia Integrativa Relacional (IPIR) de Barcelona, que dirige Alba Payás, autora de "El mensaje de las lágrimas", una organización educativa dedicada a las enseñanzas en el acompañamiento y atención a personas que sufren una pérdida. Según esta especialista ourensana, no hablar de la muerte con los niños es un error. "Creemos que protegiéndoles de la muerte les ahorramos sufrimiento, pero apartándolos es imposible evitarles el dolor", advierte. Y es que, lo habitual es que no se aborde el tema hasta el momento en que se produce la muerte de un ser querido. "En ese momento los adultos también están en duelo y su dolor les impedirá acercarse de una manera objetiva a sus hijos y ahí es donde aparecen los problemas, ignoramos la manera de darles la noticia, no sabemos qué decirles y qué evitar decirles", sostiene.

Por el contrario, recomienda "preparar el terreno" para que experimenten un duelo sano cuando se muera un ser querido aprovechando la muerte de una persona famosa, por ejemplo, para hablar del tema con naturalidad. "Tendemos a utilizar con nuestro hijos el enfoque que usaron nuestros padres con nosotros. Por eso la educación en el duelo es muy importante. Rompamos la barrera del miedo para poder hablar de la muerte con naturalidad y ayudemos a nuestros hijos a disponer de recursos que les ayuden a afrontar esa realidad de la mejor manera posible", argumenta.

En el momento de la pérdida de un ser querido, es conveniente que una persona allegada al niño comunique el deceso lo antes posible, con cariño y afecto, según Rey, y si es posible en un lugar tranquilo y familiar. "Utilizaremos palabras sencillas y sinceras, sin eufemismos, teniendo en cuenta la edad del niño, respetando su capacidad de comprensión y adaptándonos a su proceso evolutivo", explica.

El niño también tiene que pasar el proceso del duelo, que el modelo de psicoterapia integrativa relacional divide en cuatro fases: trauma/choque, protección/negación, integración/conexión y crecimiento/transformación. La diferencia es que los pequeños tienen otra manera de manifestarlo. "En los niños las expresiones son discontinuas, aunque el proceso suele durar más tiempo", dice.

Para ayudarles en este trance, hay que vigilar lo que dicen y cuáles son sus emociones. "Hay que estar atentos a las quejas somáticas, evitar mentir sobre lo ocurrido, contestar las preguntas y dudas que plantee, dejarle participar en el dolor familiar y en los rituales de despedida, hablar de la persona que ha muerto y recordarla, pero sin forzar la situación, intentar mantener las rutinas diarias; proporcionar seguridad y hacerle saber que será capaz de recuperarse", explica.

Lo que nunca se ha de hace es esconder el tema. "Evitar tratar el tema de la muerte o hablar de lo ocurrido puede complicar el proceso de duelo. Cada duelo es único y no existe una única manera de expresar el dolor y por ello el duelo puede ser expresado de múltiples maneras y todas son 'normales", apunta.