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Nuevos enfoques educativos

El yoga pausa las aulas

Numerosos docentes gallegos comienzan a aplicar técnicas de esta disciplina para enseñar a los niños a controlar sus emociones y lidiar con el estrés

Alumnos de yoga en el Colegio Apóstol Santiago de Vigo.

El yoga y el mindfulness se hacen poco a poco un hueco en las aulas para lidiar contra el estrés al que están sometidos los niños ya desde muy pequeños, enseñarles a gestionar sus emociones y ayudarles a mejorar su concentración. Aún son muy pocos los colegios gallegos que enseñan estas disciplinas en horario lectivo, aunque ya hay algunos pioneros como el CPI Tomás de Lemos de Ribadavia que lo hacen y con mucho éxito. Pero cada vez son más los profesores que, por iniciativa propia, dedican unos minutos en sus clases a enseñar a sus alumnos estas técnicas o los colegios que ofrecen yoga como actividad extraescolar.

Joaquín Castaño, coordinador de la Escuela Internacional de Yoga en Galicia, imparte desde hace dos años en la comunidad un curso sobre "Yoga en la educación" al que, para unas 20 plazas, se presentan más de 300 solicitudes. "Está claro que a los docentes les interesa mucho formarse para luego poder aplicar esas técnicas en la escuela y, no solo eso, si ellos están felices y de buen humor, saben que eso se transmite a los alumnos y el aprendizaje también mejora", explica el experto.

Castaño cree que "para que el yoga pase a formar parte del curriculum escolar aún tienen que pasar muchos años, pero ya apreciamos un cambio en los docentes y eso es muy importante", valora. El formador encuentra "todo beneficios" al introducir en las aulas técnicas de respiración y de yoga. "Se crea un ambiente de calma y fomenta la atención, algo de lo que los niños actuales, con tanta tecnología y distracciones, andan bastante escasos", apunta.

El yoga en la escuela, explica el docente, "se tiene que presentar siempre de una forma lúdica, aunque sin perder el objetivo de fomentar la conciencia en uno mismo; una sesión semanal de forma continuada ofrece cambios significativos", asegura Castaño, que durante cuatro años impartió yoga en un colegio de Castro Caldelas -"y noté una evolución impresionante en los alumnos"- y ahora trabaja con niños de Infantil y Primaria en el Colegio La Salle de Santiago.

Con niños de Infantil, pero también con otros de Secundaria y con sus padres trabaja por su parte Inma Diego en el Colegio Apóstol Santiago de Vigo. "El colegio hizo una apuesta fuerte por introducir el yoga en las actividades y en poco tiempo ya tenemos grupo de pequeños, de mayores y de adultos", destaca la docente. "Los niños desde muy pequeños están sometidos a situaciones de conflicto, siempre con prisas, sobreestimulados y apenas tienen momentos de pausa por lo que no son capaces de vivir el momento presente", explica Diego. De este modo y, aunque advierte que "en una hora semanal no podemos hacer milagros", con estas clases pretenden "ofrecer a los niños una serie de herramientas para reconocer sus emociones, mejorar el conocimiento sobre sí mismos, saber pararse si están nerviosos... Es una actividad muy completa que solo da beneficios físicos, psicológicos y emocionales", destaca la profesora.

El trabajo con los niños, describe Inma, "tiene que ser muy lúdico; el tema de las asanas (posturas) es secundario, se trabajan especialmente las técnicas de relajación, de respiración, meditación, prácticas de mindfulness, que consisten en dedicar atención plena al momento presente, como tomar un bombón despacito y aprender a disfrutarlo... es una vía para recuperar la capacidad de prestar atención y reencontrar la ilusión y la confianza, los niños que lo practican desarrollan mejor el respeto a sí mismos y a los demás", concluye.

En el centro de estimulación infantil "La flauta mágica" de Vigo ofrecen clases de yoga a niños desde los 4 a los 12 años. "Todo son beneficios; ojalá también a los adultos actuales nos hubieran enseñado estas técnicas de niños porque seguramente tendríamos menos problemas emocionales", afirma Iria Vieira, docente del centro. "Con esta formación se busca una integración total de una forma más feliz; los niños aprenden a concentrarse y ganan en autoestima y también la parte física es importante, aunque secundaria", resume la profesora, que opina que "con un poco de interés no me parece tan complicado que entre el yoga en la escuela y sería muy beneficioso para los alumnos".

Los pediatras también aplauden estas iniciativas y alaban sus beneficios. "Vivimos en un mundo muy competitivo y a los niños se les ponen numerosas metas muy concretas. Vemos a menudo en consulta niños estresados y con trastornos del sueño. Creo que la visión que les pueden aportar estas técnicas y filosofías orientales son muy apropiadas para ellos, para que afronten su vida adulta desde otros puntos de vista", concluye el pediatra vigués Juan Manuel Sánchez Lastres.

Iria Vieira - Docente en "La flauta mágica"

"Si a los adultos nos hubieran enseñado estas técnicas de niños, seríamos más felices"

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