No es Martin Scorsese quien quiere sino quien puede. Y Todd Phillips, autor entre otras lindezas de la saga Resacón, Escuela de pringaos, Starsky & Hutch, Aquellas juergas universitarias y Viaje de pirados está (¿cómo decirlo sin molestar a nadie?) a unos cuantos años luz del director de El lobo de Wall Street. Porque eso es ni más ni menos lo que pretende ser Juego de armas, compartiendo además al actor Jonah Hill: una especie de sátira del ascenso y caída de unos seres dominados por la codicia cambiando las grandes finanzas y los movimientos bursátiles turbios por los negocios de armas que pueden convertir a un par de pringaos un poco pirados en multimillonarios gracias a las desgracias del mundo. Phillips imita a golpes algunas marcas de estilo de Scorsese (se pasa bastante con la cámara lenta, por cierto) y aunque el guión no es todo desdeñable a la película le falta carácter, avanza con ritmo atolondrado y ninguna de las puyas que se lanzan por doquier llega a su destino._Si a eso unimos la presencia de un Miller Teller bastante flojo y sin carisma, algunas escenas domésticas con Ana de Armas escasamente convincentes y una falta de garra preocupante en momentos que la necesitan (la peripecia en Irak, por ejemplo) solo queda lamentar que un material tan interesante se haya desaprovechado de esta manera. Solo al final, con el encuentro a cara descubierta entre los dos "amigos" remonta algo una historia desangelada.