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Las conferencias de Club FARO

Carmén Durán: "El sentimiento de culpa es el obstáculo para conseguir la felicidad"

La psicoanalista defendió que "las personas que no salen de su egocentrismo acaban siendo enfermos mentales" - "La culpa es el obstáculo para la felicidad", señaló

El público llenó ayer el auditorio del Areal para seguir la conferencia. // José Lores

La licenciada en Psicología y psicoanalista Carmen Durán llenó ayer de espectadores Club FARO durante su conferencia-coloquio "El sentimiento de culpa: repercusiones en la vida personal y social". En su intervención -presentada por Valle García, directora dela Escuela Gestalt Guibor de Santiago- hizo referencia al periodo de zozobra mundial actual, con proliferación de guerras y éxodo de refugiados. "En la situación actual, ¿qué papel juega la culpa, qué camino va a seguir la humanidad?", se preguntó, para, a continuación, responder ella misma que "la culpa, en este sentido, se puede poner al servicio de lo destructivo y del amor. Si se pone al servicio del amor habrá comprensión y solidaridad. Si se pone al servicio de lo destructivo, demonizamos al otro y lo castigamos. Son momentos peligrosos. En este momento de la humanidad, o nos salvamos todos o nos hundimos todos".

También explicó que el tema de la culpa "es el asunto estrella en la terapia, ya que siempre aparecen sentimientos de culpa que dificultan la vida". Señaló, al respecto, que todos los humanos buscamos la felicidad y que, precisamente, "es la culpa el obstáculo" para conseguirla. "En nuestra cultura, prosiguió, nos olvidamos del otro polo de la vida, del dolor. En la cultura oriental, la vida es sufrimiento y la meta es liberarse de él. La vida trae placer y trae dolor. Allí donde hay vida tiene que haber cambio. En la cultura de occidente, (?) los filósofos dicen que los bienes materiales no nos hacen felices".

No obstante, apuntó otro lado llamativo de la moneda y es que, según su parecer, "los placeres espirituales proporcionan bienestar, el estar a gusto en el mundo, pero no generan endorfinas. Por eso, es más difícil seguir la línea de la búsqueda del placer fuera de lo material". Siguiendo esa línea, en la filosofía occidental se ha planteado, por ejemplo, la práctica de las virtudes. Entre estos consejos, surge el amor, a partir de San Agustín.

Sobre éste, Durán indicó que "el amor, de todos los placeres, es el que nos otorga mayor felicidad. No hay nada que pueda hacer más feliz que el amor", aunque también está la fragilidad del ser humano ante el riesgo de perder a la persona amada, lo que nos haría sufrir. En ese juego de pérdida o no, a veces surge la culpa al otro o a uno mismo.

Una opinión de la psicóloga que invitó a reflexionar fue que "no es verdad que siendo buenos somos más felices ni siendo malos somos más desgraciados". Tras esta frase, añadió que, no obstante, cuando estamos contentos con la vida, somos mucho más proclives a hacer el bien, que cuando estamos enfadados. Aquí, nuevamente, apuntó a la culpa como protagonista vinculándola a la moral ya que, según su entender "la culpa que tiene que ver con la moral es la que nos hace infelices".

La culpa es también el tema central de su último libro, "El sentimiento de culpa", donde ofrece una aproximación filosófica y psicológica vinculándola también al carácter de las personas.

En la conferencia en Club FARO, aprovechó para indagar en las raíces de la culpa que encontró en la infancia ya que "surge muy tempranamente en los niños" como sentimiento cuando se hace algo mal. "Para un niño, malo es lo que me hace sentir mal, y bueno es lo que me hace sentir bien. Lo amoroso me hace sentir bien, lo agresivo me hace sentir mal". No obstante, Carmen Durán dejó claro que el humano, para su supervivencia, precisa navegar entre lo amoroso y lo agresivo, un espacio en el que nace la culpa. "Necesitamos para nuestra supervivencia el amor y la capacidad de agresión", conectando esta última con la salida del entorno y la asertividad.

Agresividad versus amor

El problema surge cuando la agresividad y el amor se dirigen a la misma persona. "¿Por qué? Cuando somos bebés, necesitamos que cuiden todas nuestras necesidades, cuando no las cubren, surge sentimiento de odio, rabia. Ocurre cuando nos frustran o invaden nuestro territorio. Con nuestra rabia, sentimos que hemos hecho daño a la persona amada y se une al temor de perder a la persona. Sentimiento de culpa que conduce a modificar nuestra conducta", apuntó.

Otro apunte importante de la conferencia fue cuando señaló que "las personas que no salen de su egocentrismo acaban siendo enfermos mentales", en alusión a la necesidad de cubrir las demandas de los niños en su justa medida, dependiendo de la etapa, para evitar carencias futuras.

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