El autor de esta biografía sobre el que fue marido de Isabel la Católica afirma que, en realidad, sabemos muy poco sobre su vida, porque la documentación del periodo es malísima, especialmente en lo referido a la Corona Aragonesa. "No en vano -dice-, el primer archivo nacional surgió en el siglo XVI en Castilla y, por tanto, la documentación sobre los Reyes Católicos está monopolizada por la figura de Isabel la Católica, que sí ha sido objeto de múltiples estudios".

Kamen hizo un repaso por otros autores que hablaron de este monarca, comenzando por Maquiavelo y siguiendo por Claudio Clemente (que decía que levantó los cimientos del Imperio español), Pedro Montecarrero, dos siglos después, o Modesto Lafuente, en el XIX.

Según Kamen, más que por su "sabiduría", el rey Católico era admirado por Maquiavelo, el secretario florentino (también por Guicciardini, que lo calificará de rey "poderosísimo y prudente") por su "astucia y buena fortuna" y será el ejemplo que utilizará pocos años después para sistematizar el compendio de las virtudes que habría de tener el 'príncipe nuevo'. Aunque no lo dijo ayer, Kamen opina que tanto él como César Borgia representaban para Maquiavelo no "la violencia propia del león", sino el "engaño propio del zorro", ya que, refiriéndose al rey aragonés, "no hace más que predicar paz y fidelidad y es muy enemigo de la una y la otra y, tanto una como otra en el caso de que las hubiera respetado, le habrían quitado más de una vez, no sólo la reputación, sino también el Estado".

"Maquiavelo se inventó una figura de Fernando que coincidía con la imagen que los italianos esperaban encontrar en el hombre que había expulsado a los franceses, pero falsa".