"Windermere Club" acerca el clásico de Oscar Wilde, "El abanico de lady Windermere", al momento actual demostrando que el miedo a la difamación y la importancia de la imagen que el resto de la sociedad tenga de nosotros sigue de plena actualidad. Natalia Millán encabeza un reparto que completan Susana Abaitua, Teresa Hurtado de Ory, Javier Martín, Emilio Buale y Harlys Becerra. La obra se puede ver mañana en el Teatro Afundación de Vigo (20.30 horas) y el viernes en Pontevedra.

-¿Cómo suena Oscar Wilde a ritmo de salsa?

-Wilde es tan mágico y excepcional que lo aguanta todo, incluso la salsa, que parece lo más alejado de su idiosincracia, pero al final resulta muy acertado para traer la sociedad victoriana de Wilde a la época actual en Miami.

-Una forma de mantener el clásico vivo.

-Sí, Wilde cumple con creces ese poder que tienen los clásicos de superar la prueba del tiempo y seguir teniendo vigencia pasen los siglos que pasen.

-El miedo al 'qué dirán' del que habla Wilde en "El abanico de lady Windermere", ¿permanece en la actualidad?

-Por supuesto, seguimos siendo muy vulnerables emocionalmente. Hemos tenido grandes conquistas en libertades, pero el qué dirán nos sigue preocupando mucho. Cambia el marco, las formas, los formatos... los cotilleos en la época de Wilde corrían por los salones y hoy lo hacen en las redes sociales, pero al fin y al cabo es lo mismo.

-De nuevo la veremos bailar en esta obra.

-Sí, el baile es importante porque todo sucede en un club de salsa, un club al que solo accede la clase social alta de Miami. Hemos tenido coreógrafos estupendos y creo que, aunque el actor cubano Harlys Becerra es el que mejor se desenvuelve, los demás lo hacemos con bastante dignidad.

-Seis actores sobre el escenario... En estos tiempos ya es todo un reto.

-Es realmente muy complicado y me he dado cuenta sobre todo en una de mis última experiencias como productora, con la obra "Hacemos un trío". Es muy difícil sacar adelante este tipo de espectáculos, pero el público los agradece.

-Y en diciembre estará en Madrid con un montaje mucho más ambicioso, la opereta "La viuda alegre".

-Es una producción espectacular del Teatro Arriaga, dirigida por Emilio Sagi y con una elegante escenografía de Daniel Bianco, números de baile muy variados... Cantar, bailar y actuar, lo que más me gusta a mí. Es un montaje muy osado para acercar la opereta al mundo del musical.

-Le atraen las osadías, ¿eh?

-No las busco; me las ponen delante y me parece imposible decir que no.

-La vemos protagonizando en teatro y televisión épocas muy distintas. ¿Cuál es en la que habría preferido vivir?

-Los años 20 y 30 son mis preferidos y coinciden con los dos grandes musicales en los que he participado, "Cabaret" y "Chicago". En esos años se vivieron momentos muy convulsos y con mucha vida y para la mujer fueron importantes porque conquistó una gran autonomía. Y estética y musicalmente son maravillosos.

-¿Y en la televisión, cuándo la veremos próximamente?

- Continúo en "El Ministerio del Tiempo", en capítulos intermitentes para tocar las narices a la patrulla, y puntualmente también vuelvo a aparecer en "Velvet", con motivo de la boda de mi hija Patricia. Y tengo otro proyecto en televisión del que todavía no puedo hablar. La televisión me aporta muchas cosas positivas, como es atraer a la gente al teatro, pero es en éste donde realmente me siento yo.

-Sus personajes, tanto en teatro como en televisión, la convierten en la mala de la película. ¿Prefiere ese rol?

-En la vida real soy muy buena así que me gusta en el trabajo hacer de mala porque así aprendo de mis personajes a que no me la den con queso.