Creación pura y en el momento. La improvisación, más que una difícil técnica, es una forma de entender y de enfrentarse a la vida para los componentes de Jamming, una compañía que lleva 10 temporadas ininterrumpidas de éxito en Madrid y más de un millón de espectadores y que hoy presenta en el Auditorio Municipal de Vigo (21.30 horas) su espectáculo "Jamming on tour".
El espectador es parte activa del montaje; de los títulos que escriba al entrar en la sala y los estilos que elija dependerá lo que ocurra en cada una de las funciones. "Es imposible que se repitan las historias, por lo que a la gente que le gusta repite y vuelve a divertirse", explica Lolo Diego, uno de los componentes de la compañía junto a Joaquín Tejada, Juanma Díez y Paula Galimberti. A ellos se une un técnico-improvisador, que las ambienta con luz y sonido en el momento.
Sin embargo, la comedia es siempre la reina. "Sin duda la gente prefiere reír; ya tiene bastante con las tragedias cotidianas y cuando viene al teatro elige olvidarse de ellas y reír", apunta Lolo. También es inevitable que surjan temas de actualidad como la política y la economía, que los actores manejan también con mucho humor.
Pero la improvisación, lejos de lo que pueda parecer, requiere un largo trabajo de entrenamiento para agilizar la mente, tener el cuerpo relajado y participar en dinámicas de grupo. "A mí me gusta compararlo con los jugadores de fútbol; ellos entrenan a diario pero no saben exactamente qué va a pasar en cada partido y qué van a tener que hacer cada uno de ellos, pero aprenden y ensayan las técnicas necesarias para poder reaccionar", describe el actor, que lleva catorce años en el mundo de la improvisación. Cada función es única y efímera. "A veces nos salen tan redondas que la verdad es que te da pena no escribirlas y volver a repetirlas" -confiesa el actor- "pero es parte del juego".
La compañía realiza además numerosos cursos de improvisación en empresas. "Trabajamos, desde el juego, la escucha, la confianza, la generosidad escénica y la aceptación. En el día a día todos tenemos que improvisar y responder a los imprevistos, pero nos damos cuenta de que hay muchos jefes que no escuchan a sus trabajadores, y viceversa, y anticipan lo que creen que van a contestar. En los cursos ponemos, por ejemplo, a los altos mandos en el lugar de los curritos y salen cosas muy interesantes", describe Diego.
