Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el joven de 20 años detenido en Madrid por hacerse pasar por asesor del Gobierno de España y agente del CNI, quedó ayer en libertad sin fianza. La Policía Nacional lo puso a disposición judicial acusado de los presuntos delitos de falsedad documental, estafa y usurpación de funciones públicas, después de que supuestamente engañara a un empresario que le hizo entrega de 25.000 euros para que gestionase con sus "contactos" la venta de unos terrenos. Entre otras personalidades ficticias, Nicolás se decía "amigo" del Rey.

La jueza de instrucción le impuso medidas provisionales como prohibirle abandonar el territorio nacional o comunicar cualquier cambio de domicilio, si bien no aprecia riesgo de fuga pues vive con su familia en Madrid, donde cursa estudios universitarios.

El imputado, "Frankie" para sus allegados, acudía con frecuencia a actos públicos de personalidades políticas y directivos financieros.

Allí, Nicolás Gómez se hacía pasar por una persona cercana a los círculos de poder del Partido Popular, presentándose como presidente del Club Joven del PP de Moncloa. Ninguna documentación avalaba sus convincentes afirmaciones. Tras salir a la luz las fotografías en las que el supuesto estafador se codea con José María Aznar o Esperanza Aguirre, fuentes populares aseguraron que este joven nunca estuvo afiliado al PP ni fue militante de Nuevas Generaciones.

Una de sus últimas "hazañas" fue entrar el 19 de junio en el Palacio Real y estrechar la mano del recién proclamado Felipe VI, gracias a que acudió en calidad de acompañante de un invitado a esa recepción, a la que asisitieron 2.000 personas.

Según el digital El Confidencial, "Frankie" comenzó a frecuentar ambientes elitistas a los 15 años, cuando interesado por la política, ingresó en la Fundación FAES del PP, en donde llegaría a impartir charlas.

La incógnita es cuándo empezó a llevar una doble vida, fingiendo ser un joven influyente. Consiguió engañar a muchos y codearse con la élite financiera española, pero su gran error fue querer aprovecharse económicamente de ello.

La jueza explica que, haciéndose pasar como asesor de la Vicepresidencia del Gobierno, logró que Javier M. de la H. le entregase 25.000 euros con la promesa de que intentaría que el Ejecutivo mediase en la venta de un inmueble de Toledo propiedad de la víctima.

En otro episodio que protagonizó el pasado verano en Ribadeo, Nicolás Gómez también mencionó a la vicepresidenta (Soraya Sáenz de Santamaría). Según el alcalde de la localidad lucense, el joven dijo que ella le llamaba por teléfono, excusando que Felipe VI no acudió a comer a un restaurante tal como él mismo anunciara previamente. La mentira había provocado el despliegue de policías y periodistas.

El ahora imputado se desplazaba por Madrid en vehículos de alta gama a los que añadía un dispositivo luminoso semejante al utilizado por las fuerzas de seguridad.

Al parecer, elaboraba dossieres bajo apariencia de oficialidad, con supuestas firmas del secretario de Estado y el subsecretario de Estado de Presidencia. En el registro efectuado en su domicilio se hallaron además autorizaciones para vehículos del Palacio de la Moncloa y placas de la Guardia Civil y de la Policía Municipal.

En su auto de ayer, la jueza dice no comprender cómo un joven de 20 años, "con su mera palabrería y aparentemente con su propia identidad, puede acceder a las conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar de principio con su conducta a nadie por muy de las juventudes del Partido Popular que manifieste haber sido".

El informe del médico forense del juzgado observó en el detenido "una florida ideación delirante de tipo megalomaníaco".