La asociación musical ACOPI presentó ayer en el auditorio del parque de Castrelos su séptimo festival de música de corales. El espectáculo mezcló canciones populares gallegas, musicales de Broadway y temas de ópera y zarzuelas. Un recorrido desde Vigo hasta EEUU y vuelta.

La música en directo corrió a cargo del Orfeón Airiños de Vigo, Orfeón Rey Rivero, Orfeón O Castro y las agrupaciones instrumentales Agrupación Musical Atlántida de Matamá y Unión Musical de Valladares. Más de 500 personas, entre cantantes e instrumentistas, deleitaron al público vigués en este emblemático parque.

La primera actuación corrió a cargo del Orfeón O Castro, con un repertorio de música tradicional gallega. Terminaron con Ronda de los enamorados, una zarzuela en castellano compuesta por Reveriano Soutullo Otero, un músico de origen pontevedrés. Sus cuatro temas fueron interpretados exclusivamente con las voces de sus cantantes.

Continuó con el festival el Orfeón Airiños de Vigo, esta vez acompañados por la Agrupación Musical Atlántida de Matamá. Sus nueve canciones versaron sobre el viaje en barco desde Vigo a Estados Unidos, sobre los musicales y el ambiente artístico de Broadway (donde pudimos escuchar canciones como Jesucristo Superstar) y media vuelta hasta Vigo otra vez, con boleros y habaneras incluidos. Cabe remarcar la canción de 1492 La conquista del paraíso, que revivió el viaje de Colón y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Cerró la actuación el Orfeón Rey Rivero apoyado por la Unión Musical de Valladares. Esta combinación ofreció un conjunto más clásico de operas y zarzuelas. Desde la italiana Il trovatore hasta la jota de Gigantes y cabezudos.

Más de 500 actuantes

El festival de orfeones ha vuelto a reunir a más de medio millar de personas sobre el escenario. El espectáculo convocó a 450 cantantes y a más de cien músicos profesionales. Una cantidad ingente de artistas concentrados en un único cometido: transmitir, con todo lujo, un sentimiento musical que evoca las travesías de los emigrados vigueses. Las voces de las corales se mezclaron con el sonido del viento y la cuerda dejando como resultado una gran combinación.

El público llenó el recinto del auditorio del parque de Castrelos y agradeció con grandes aplausos el repertorio del festival.