La situación era tan poco frecuente que no todos los reunidos en la Sala Clementina, del Vaticano, entendieron la envergadura del mensaje. Benedicto XVI pronunciaba hoy hace justamente un año estas palabras: "Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma". Habló Ratzinger de su "edad avanzada" y de su falta de fuerzas. Los cardenales quedaron atónitos porque estaban ante un hecho asombroso: la renuncia de un Papa. No ocurría desde 1294 con Celestino V.

Los más cercanos recordaron entonces unas palabras de Benedicto XVI en su libro entrevista "Luz del mundo", que había sido editado en 2010: "Cuando un Papa llega a la clara conciencia de no ser más capaz física, mental y espiritualmente de desarrollar el cargo que le ha sido encomendado, entonces tiene el derecho y en algunas circunstancias también el deber de renunciar". Estaba fraguándose un cambio histórico en el devenir de la Iglesia.

Benedicto, de 87 años, no vive aislado en Roma. Vida activa, además. Estudia teología, recibe visitas, toca el piano y está muy al tanto de la actualidad. Hoy, cumple con su papel como "un simple peregrino que inicia la última etapa de su vida", dijo hace un año.

La renuncia de Benedicto XVI fue la renuncia de un hombre agotado y desmoralizado. El conocido como el caso Vatileaks le acabó de convencer aunque el Papa nunca lo reconoció así. Le había fallado uno de sus hombres de mayor confianza.

Escándalos de pederastia, la corrupción en el Banco Vaticano y una curia en buena medida incontrolada, pusieron de su parte para que Benedicto tomara aquel helicóptero y sobrevolara la capital italiana rumbo a su retiro. El "guardián de la fe" daba paso a un jesuita, primer Papa de la Iglesia hispanoamericana y un nuevo estilo de liderazgo.

Francisco no ha supuesto una ruptura en el fondo, pero sí en las formas. Un Papa mediático, extravertido y carismático, justo lo que muchos echaban de menos a un teólogo de primera fila como Joseph Ratzinger. Pero la doctrina milenaria de la Iglesia sigue como es lógico inalterable.

Aquel lunes 11 de febrero Benedicto XVI anunció su marcha en latín. La exclusiva mundial la dio la agencia italiana ANSA, una de cuyas periodistas se encontraba en la sala. Paradójicamente la central de ANSA en idioma español tiene su sede en Buenos Aires, la ciudad natal de Francisco.

La renuncia de Benedicto se hizo efectiva el 28 de febrero, fecha en la que comenzó la llamada Sede Vacante hasta la celebración del Cónclave. Su primera residencia como Papa en el retiro fue el palacio de Castel Gandolfo. Desde el balcón principal saludó a una pequeña multitud de vecinos y fieles que se habían acercado hasta la villa. Castel Gandolfo fue su casa durante dos meses, transcurridos los cuales se trasladó al antiguo monasterio vaticano Mater Ecleasiae.

El 23 de marzo se produjo una foto largamente esperada, el encuentro en Castel Gandolfo de los dos Papas. Ambos arrodillados rezando en el mismo banco. La sucesión tranquila.