El soldado estadounidense Bradley Manning fue sentenciado ayer, por una corte militar, a 35 años de prisión y su expulsión del Ejército con deshonor por la filtración de más de 700.000 documentos clasificados a WikiLeaks.

Manning se enfrentaba un máximo de 90 años tras ser hallado culpable a finales del mes pasado de 20 de los 22 cargos de los que se le acusaba, incluidas varias violaciones de la ley de espionaje, robo de información gubernamental o abuso de su posición de analista en Irak, aunque fue exculpado del peor cargo , el de ayuda al enemigo que habría supuesto una posible condena a la pena de muerte.

La familia del soldado esperaba una condena más dura, dijo en la cadena británica "BBC", su tío Kevin Fox. La sentencia puso fin a casi tres meses de juicio y casi año y medio de preparación de un proceso que sienta un precedente ante futuros filtradores que denuncien abusos ante la opinión pública.

La juez militar del caso, Denise Lind, leyó la sentencia en poco menos de dos minutos, ante la que Manning, de 25 años, no mostró reacción visible, la condena se verá reducida en 1.294 días por el tiempo pasado en prisión desde su detención en 2010, en Irak. Además se le acortará en otros 112 días por el "castigo ilegal" infringido por el ejército, que lo tuvo encarcelado durante casi nueve meses en una celda de 2,5 por 1,8 metros, sufriendo un trato abusivo y aislamiento en Quantico (Virginia).

La fiscalía, que representa al Gobierno, había pedido para Manning al menos 60 años en una cárcel militar, mientras que la defensa consideraba que su condena no debía exceder los 25 años que serían necesarios para que los documentos filtrados se desclasifiquen.

Previsiblemente, el soldado, que se inculpó de los cargos más graves y pidió perdón y una segunda oportunidad, deberá cumplir un tercio de la condena antes de poder optar a la libertad condicional.

El portal WikiLeaks, que dio su salto al estrellato por las filtraciones de Manning, calificó, en Twitter, de "victoria estratégica" la condena de Manning, debido a que puede ser puesto en libertad en nueve años o en poco más de cuatro, según los cálculos hechos por el grupo. Wikileaks también indicó que "el imperio se está derrumbando", en referencia a EE UU y que la sentencia "es un acto de cobardía del Gobierno de Estados Unidos al sentenciar a Manning y no dejarle en libertad". No obstante, desde el portal, también se considera que este juicio intenta sentar las bases para un futuro procesamiento de su fundador, Julian Assange, presentado por la acusación como cómplice en las filtraciones. Con esta condena Estados Unidos parece terminar con el primero de los componentes de su "Santísima Trinidad" de filtradores compuesta por Manning, Snowden y Assange que, desde hace tres años, ha puesto en jaque a los servicios de espionaje revelando sus prácticas a la opinión pública. Mientras Assange permanece en la embajada ecuatoriana de Londres sin poder poner un pie en la calle, y Snowden parece a salvo en Rusia, Manning ha sufrido la reacción de su país ante los que exponen sus vergüenzas.